Un giro en mi historia by Silvia Clavell

Un giro en mi historia by Silvia Clavell

autor:Silvia Clavell [Clavell, Silvia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2019-05-19T00:00:00+00:00


Capítulo XIV:

Cosas que nunca supe:

Fui tras él, ignorando las advertencias del profesor, ordenándome que regresara, las preguntas de Aly, la expresión desconcertada de Matt y los murmullos de los demás. De pie en medio del pasillo, sus ojos verdes, mis ojos, estaban clavados en mí.

—¿Eres…? —Di un paso en su dirección, y desapareció—. ¡Espera! —Corrí hasta el sitio donde había estado, recorriendo el pasillo con la mirada.

Él apareció otra vez, justo al lado de la puerta que daba al patio, y volvió a atravesarla cuando ya estaba a unos metros de alcanzarlo. Salí justo a tiempo para ver como su figura se hacía borrosa de nuevo, desvaneciéndose como un holograma mal sintonizado. Me pareció verlo despedirse con la mano en el último segundo, pero estaba tan borroso que bien pudieron ser ideas mías.

Desorientada, me dejé caer en uno de los bancos, y mis ojos vagaron por el patio distraídamente hasta detenerse en mis manos. Respiré profundo varias veces, apretando las manos en puños, pero logré calmar el latido desenfrenado de mi corazón, retumbándome en los oídos, y las lágrimas nublaron mi visión. Quise buscar una explicación lógica, una que no significara que acababa de ver el fantasma de mi padre.

No seas tonta, Sam. Has tenido sueños extraños todo el mes, de seguro estabas soñando despierta.

Pero sabía que era más que eso. Sabía que había estado allí, y que había tratado de decirme algo.

Estaba quedándome sin aire de nuevo. Cerré los ojos, subiendo las rodillas en el banco para rodearlas con mis brazos, y traté de concentrarme en mi propia respiración. Al rato escuché el timbre del cambio de hora, y las pisadas y voces de los cientos de alumnos que iban en los pasillos camino a su próxima clase.

Aunque todo me pareció muy lejano.

—¿Sam? —La voz de Matt, aunque cautelosa, me sobresaltó. Abrí los ojos de golpe y le dirigí la mirada. Él puso su mano en mi hombro—. ¿Te sientes bien?

Sonreí a medias.

—Sí, no es nada —mi voz sonó ahogada, e increíblemente falsa.

—Mentirosa —dijo Aly. No me había dado cuenta de que estaba allí también, frente a mí—. ¿Qué fue todo eso de hace rato? —me miró detenidamente, y a mi postura, y se sentó a mi lado, su expresión suavizándose un poco—. ¿Tuviste un ataque de pánico otra vez?

—En serio, no pasa nada —repetí tercamente, bajando las rodillas y cruzándome de brazos. No podía mirarla a los ojos, o se daría cuenta de que estaba mintiendo.

—No pienso irme hasta que me digas —insistió.

—Ya te dije, estoy bien.

—Sam…

—¿Qué no tienes algún otro lado al que ir? —solté a la defensiva, y me arrepentí en el mismo instante en que lo dije.

—¡Bien! Quédate aquí todo el día, si quieres —masculló, poniéndose en pie de un salto, y escuché sus pasos de vuelta, incapaz de volverme para mirarla marcharse.

Eso me hizo sentir horrible. No quería pelear con mi mejor amiga, no cuando sabía que lo único que estaba haciendo era preocuparse por mí… Pero tampoco quería hablar de lo que acababa



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