Un espíritu prisionero by Marina Tsvietáieva

Un espíritu prisionero by Marina Tsvietáieva

autor:Marina Tsvietáieva [Tsvietáieva, Marina]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 1999-08-18T16:00:00+00:00


II

El encuentro

«(Geister auf dem Gange)

Drinnen getangen ist Einer!»[58].

Berlín. El Pragerdiele en la Pragerplatz. La mesita de Ehrenburg, repleta de conocidos y desconocidos. La animación de los editores, el entusiasmo de los escritores. El intercambio de honorarios y manuscritos. (El miedo de que lo uno y lo otro pronto se devalúe). Me siento y paso a formar parte del círculo que lo rodea.

Y de pronto a través de todo, a través de todos - con los brazos extendidos - los rizos - el esplendor:

—¿Es usted? ¿Es usted? (Seguía sin saber cómo me llamaba). ¿Aquí? ¡Qué feliz me siento! ¿Ha llegado hace mucho? ¿Ha llegado para quedarse? ¿Nadie la ha seguido durante el viaje? ¿No había un… —entorna los ojos— tipo moreno? El paso de un hombre moreno detrás de usted por el desfiladero de los vagones, por los espacios estalactíticos de las estaciones… El golpeteo de un bastón… ¿no lo oyó? Alguien que se asoma al compartimento: «¡Disculpe, me he equivocado!». Y una hora después de nuevo «disculpe», y a la tercera vez ya es usted quien le dice: «¡Lo disculpo, se ha equivocado!». ¿No? ¿No ha habido nada de eso? ¿Está usted… segura… de que no ha ocurrido?

—Soy terriblemente miope.

—Pero él lleva gafas. Sí. Ahí está el meollo, en que usted, que no ve, va sin gafas, y él, que sí ve, va con gafas. ¿Capta?

—O sea que él tampoco ve nada.

—Sí, sí ve. Ya que los cristales no son para ver, sino para transformar… la visibilidad. Sencillos. Incluso vacíos. Se da usted cuenta de este horror: cristales vacíos, los tocas por descuido con un dedo - y un ojo caliente, como un tembloroso huevo duro recién pelado, recién descascarado. Y con esos ojos —cocidos y duros— se atreve a mirar los suyos: claros, luminosos, con una pupila viva. Un color de una pureza sorprendente. ¿Dónde los he visto antes? ¿Cuándo?

»¿Por qué nos encontramos tan pocas veces en Moscú, y siempre tan fugazmente? Durante toda la infancia oí hablar de usted, toda su infancia, por supuesto - pero era usted invisible. Durante toda su infancia oí hablar de usted. Usted y yo teníamos un amigo en común: Elis, siempre me hablaba de usted y de su hermana - Asia: de Marina y de Asia. Pero en el último momento, cuando debíamos ir juntos a visitarlas, él - se abstenía.

—¡Y no se imagina cómo soñábamos Asia y yo con verlo alguna vez! Y lo felices que fuimos entonces, en el Don, cuando por pura casualidad…

—¿Usted? ¿Usted? ¿Era usted? ¡Entonces era usted! ¿Será posible que aquélla sea usted? Pero ¿¡qué ha pasado con sus mejillas rosadas!? ¡Me quedé tan admirado aquella vez! ¡Extasiado! Era la niña más sonrosada y más seria del mundo. Luego les conté a todos: «¡Hoy he conocido a la niña más sonrosada y más seria del mundo!».

—¡Faltaba más! El frío, mi sangre de Vladimir[59] - ¡y usted!

—Pero ¿usted… usted viene de Vladimir? (La entonación: ¿viene de Riurik?)[60] ¿De aquellos bosques impenetrables?

—¡No sólo de esos bosques! Además soy de la ciudad de Tarussa en la provincia de Kaluga, donde en cada tumba hay una paloma de plata.



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