Un cambio de estrella by Silvia Clavell

Un cambio de estrella by Silvia Clavell

autor:Silvia Clavell [Clavell, Silvia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-01-01T00:00:00+00:00


Capítulo XVIII:

La última noche en la tierra:

Matt seguía sin hablar, y yo no tenía idea de cómo iniciar la conversación. Sentados en un claro en el bosque, el único ruido en el ambiente era el leve rumor del viento a nuestro alrededor, y el crujir de las hojas bajo sus pies, cuando, en lo que parecía ser un gesto nervioso, estiraba las piernas frente así, antes de cambiar de posición de nuevo.

Alcé la mirada, distinguiendo apenas el cielo entre las copas de los árboles. No sabía qué tan lejos estábamos de la cabaña (en mi prisa por alcanzarlo mientras corría, no me había detenido a ver a dónde nos dirigíamos), pero ya estaba comenzando a oscurecer, y eso no hizo sino aumentar mi ansiedad.

—Sabes… —musité, y mi voz sonó más fuerte de lo que pretendía en medio del silencio— Sabes que esto no cambia nada, ¿verdad? —Matt siguió mirando al frente, pero sabía que me estaba escuchando— En ti, quiero decir. Sigues siendo la misma persona de antes, sin importar de dónde vengas.

Una parte de mí se alegraba de que no tuviese nada que ver con Sebastián. Me alegraba pensando que ya no podrían usar más su apellido en su contra, pronunciándolo con todo el odio posible, como si se tratase de un insulto.

Pero la historia seguía siendo la misma: Sebastián aún había matado a Fátima, y había hecho sufrir a Matt por años, y lejos, más allá del océano, seguía planeando horrores inimaginables para todos nosotros.

Y de este lado del mundo, había una nueva posibilidad.

—Matt —apreté su mano, y él, finalmente, giró la cabeza en mi dirección. El vacío en su expresión casi me hizo retroceder— Sé que estás molesto con Marcos, y tienes toda la razón de estarlo. No te estoy diciendo que lo perdones, pero… —vacilé, consciente de que se enojaría— Está intentando enmendar las cosas.

—Casi veinte años después, Sam —dijo secamente.

Asentí, y volví a apretar su mano, rezando a los dioses en los que todavía no creía que no echase todo a perder.

—No estoy diciendo que por eso olvides todo lo que pasó, amor, pero… Entre tener un padre que intenta matarme y te utiliza para acabar con el mundo, un asesino que no dudó en matarte a pesar de que cree que eres su hijo, y un padre que…

—¿Huye, se esconde por años en otra nación y deja morir a la mujer que ama?

—Que intenta enmendar los errores que sabe que cometió —completé, comenzando a frustrarme.

Estaba furioso, lo sabía. Si no había comenzado a gritar, era porque yo seguía sentada a su lado. Me volví del todo, sujetando su mano entre las mías ahora, y entrecerré los ojos, reprimiéndolo con la mirada.

—No puedes quedarte aquí para siempre. Está tratando de ayudarnos, y lo queramos o no, necesitamos de su ayuda.

Él enfrentó mi mirada, y por un momento, el ruido del viento volvió a ser el único en el bosque. El sol, ya comenzando su descenso, llenaba el claro de sombras, el cielo naranja a lo lejos, y gris plomo sobre nosotros.



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