Tu ganas, Jack by Elmore Leonard

autor:Elmore Leonard
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Policial
publicado: 1996-08-09T22:00:00+00:00

El ascensor se paró en la tercera planta. La anciana no se movió y Buddy se dirigió a ella.

—¿Se baja aquí, abuela? —Ella miró el panel de números y la luz indicadora de la planta.

—Sí, es aquí.

—Nosotros bajamos aquí también —dijo Foley girando la cabeza para mirar a Buddy—. En el vestíbulo está Karen Sisco, y supongo que arriba habrá algunos de sus colegas.

Tuvieron que esperar a que la mujer, tanteando el suelo con el bastón, saliera del ascensor, aligeraron el paso dejándola a un lado, corrieron por el pasillo hasta la señal de «salida» y bajaron las escaleras que conducían al garaje.

—Me parece que tendremos que salir esta noche —observó Buddy ya en el coche.

A Foley le gustó el tono que empleó su compañero. Estaba de más decirle a Buddy que se lo tomara con calma o que con las prisas no saliera aporreando a los demás vehículos.

—Verá que el ascensor sube hasta la séptima planta —precisó Buddy— y eso nos dará algo más de tiempo.

En ese momento abandonaban el edificio para perderse entre el tráfico.

—Nos ha visto —advirtió Foley—, y por tanto, ya se imaginará que nos hemos bajado antes.

—Bueno, si saben dónde vivo, supongo que también tendrán información sobre el coche. Qué, ¿pillamos otro? Éste todavía lleva las placas de matrícula de California. O, si no, las sacamos y nos agenciamos unas de Florida; hay un destornillador en la guantera. En Florida sólo utilizan una placa; paramos y ligamos una antes de meternos en la 95. Por Hallandale Beach Boulevard hay un Wal-Mart siempre abarrotado de coches. ¿Cómo lo ves?

—Me ha mirado directamente —dijo Foley—. No ha gritado ni se ha puesto nerviosa. Tampoco ha hecho ningún gesto.

Iban por A1A en dirección al norte, por una calle de dos carriles saturada de faros encendidos.

—Hay algo que juega a favor nuestro —intervino Buddy, mientras mantenía un ojo fijo en el retrovisor—, y es que está oscureciendo.

—Simplemente estaba allí sentada, mirándome.

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