Tierra de invierno by Kim Faber & Janni Pedersen

Tierra de invierno by Kim Faber & Janni Pedersen

autor:Kim Faber & Janni Pedersen [Faber, Kim & Pedersen, Janni]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2019-03-20T16:00:00+00:00


* * *

Necesitan dos horas para acabar con toda la cuadrilla. Varios de los refugiados se quedan dormidos y hay que despertarlos cuando les toca el turno. Y nadie ha oído ni visto nada. Al menos no algo que quieran compartir con la policía.

—Da la sensación de que algunos saben algo de lo que simplemente no quieren hablar —dice Nabiha.

—Sí, esa es también mi sensación —señala Juncker—. Pero creo que ya es suficiente por hoy. Vámonos a casa a dormir. Podemos seguir hablando en el coche.

Como de costumbre, Nabiha se sienta en el asiento delantero junto a Juncker.

—Es muy fuerte —dice—. Dos asesinatos y un ataque incendiario en menos de una semana. En un pueblucho como Sandsted.

Juncker asiente.

—Sí lo es…

—¿Crees que hay alguna conexión? Quiero decir, ¿entre los asesinatos y el fuego?

—No tengo ni idea. ¿Tú ves alguna?

Ella se encoge de hombros.

—No, no así de pronto. Solo pienso, ¿qué probabilidad hay de que sucedan cosas tan serias en el mismo lugar en tan poco tiempo?

«No muchas», piensa Juncker. Mira por el espejo retrovisor. Kristoffer está dormitando con la barbilla apoyada en el pecho.

—Kristoffer. —El joven se despierta de golpe.

—¿Sí?

—¿Qué le pasa a ese afgano?

—Sí, bueno… —Gira la cabeza y mira hacia la oscuridad durante unos segundos—. Cuando estuve en Afganistán, en Gereskh, la situación entre nosotros y los líderes del clan local era a veces bastante tensa. Algunos de ellos tenían buenas relaciones con los talibanes, y nosotros, por supuesto, tratábamos constantemente de… cómo decirlo… de evitar que se desarrollase. Con diversos grados de éxito… Pues bueno, un día, algunos de los nuestros que tenían a su cargo la cooperación con los afganos fueron a visitar una aldea. Allí descubrieron que uno de los hijos de un líder del clan había resultado gravemente herido tras pisar una mina casera que le había destrozado las piernas, no como para llegar a arrancárselas, pero sí para producirle heridas muy serias. Eso sucedía todo el tiempo cuando los niños jugaban corriendo por ahí. Bueno, este líder del clan estaba bastante alto en la jerarquía local, y nuestra gente había trabajado muy duro para tener una buena relación con él. Se rumoreaba que tenía buenas conexiones con los talibanes, en todo caso era un hombre importante en la zona. Le ofrecimos trasladar a su hijo en avión a Londres para que fuese operado e intentar salvarle las piernas. Trabajamos en estrecha colaboración con los británicos. Por supuesto, el líder del clan dijo que sí gracias, así que tres o cuatro camaradas y yo fuimos a la aldea, ni-no-ni-no, recogimos al chico y lo enviamos. No lo volví a ver, pero nos enteramos de que la operación había salido bien y que, de hecho, habían logrado salvarle ambas piernas.

Kristoffer guarda silencio por un momento.

—¿Y…? —exhorta Juncker.

—Sí, bueno… estoy bastante seguro de que es a él a quien he visto.

—¿Cómo puedes estar seguro de que es él? Tantos años después.

—Le faltaba una parte de la oreja, igual que al muchacho este. Y además también cojea. Estoy seguro al noventa y nueve por ciento de que es él.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.