Thrawn by Timothy Zahn

Thrawn by Timothy Zahn

autor:Timothy Zahn [Zahn, Timothy]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico, Ciencia ficción
editor: ePubLibre
publicado: 2015-12-31T16:00:00+00:00


* * *

—Bienvenidos al Dojo Yinchom. —«El chico sentado con las piernas cruzadas sobre el piso, a la derecha de la puerta, se pone de pie. Su voz tiene la claridad de la juventud, con alegría debajo de la solemnidad. Hace una reverencia hasta la cintura ante el Coronel Yularen, luego repite el gesto ante cada uno de los otros cuatro integrantes del grupo»—. Todo el que entra debe abandonar el tedio y las preocupaciones de la vida y preparar mente y cuerpo para los rigores y las alegrías del combate.

—Lo haremos —dijo Yularen. «Su voz es tranquila y oficial, pero detrás hay un dejo de humor, además de aprecio por la actuación del chico»—. Soy el Coronel Yularen. Deseo hablar con la propietaria del lugar. ¿Puedes ir y traerla ante nosotros?

—Claro —reconoció el chico. «Hace una nueva reverencia ante Yularen»—. Por favor, entren.

El grupo entró en el dojo. El chico esperó hasta que los cinco estuvieron parados contra la pared y avanzó por la orilla de la sala de entrenamiento.

—No es tan impresionante como el último, señor —murmuró Vanto.

—No —estuvo de acuerdo Thrawn.

—Un poco pequeño y demasiado alejado de la luz del sol como para que se le considere de primera —comentó Yularen. «Recorre lentamente con la mirada el área de entrenamiento; los ojos van de un lado a otro mientras asimila cada detalle. Un dúo de combatientes trabaja en cada una de las cuatro esquinas del tapete central: uno a mano limpia, el segundo a mano limpia contra una navaja, el tercero y cuarto bastón contra bastón. Una joven humana da vueltas en círculo en el centro del tapete, gritando instrucciones y correcciones ocasionales a cada una de las parejas».

—Por otra parte, treinta senadores han enviado a uno o más de sus guardaespaldas aquí para actualizar su entrenamiento o realizar combate de sombra en los últimos cinco años —continuó Yularen—. Así que el lugar debe tener algún atractivo. La propietaria es una togoriana llamada H’sishi.

«El chico, que sigue dando vuelta a la sala, pasa junto a una mujer sentada en una banca contra la pared».

—¿Señor? —dijo de pronto Vanto. «Señala a la mujer con la barbilla»—. Hemos visto a esa mujer en algún lugar.

«El chico pasa junto a la mujer. Ella se pone de pie y se abre paso por la orilla del tapete. Una patada en redondo, demasiado amplia, le pasa cerca. Ella se inclina con gracia para apartarse del camino. Una indicación de eficiencia y habilidad moderadas. Llega hasta los imperiales e inclina la cabeza».

—Bienvenido al Dojo Yinchom, Capitán Thrawn —dijo ella y elevó la voz para que se oyera por encima de los golpes de los bastones de combate—. Soy Arihnda Pryce. Tal vez no me recuerda, pero nos conocimos en la recepción del Hotel Alisandre, durante la Semana de la Ascención, cuando usted era teniente mayor.

—Por supuesto que la recuerdo, señorita Pryce —dijo Thrawn—. Usted es asistente del Senador Domus Renking.

—Tiene una memoria notable, capitán —dijo Pryce—. Sin embargo, ya no estoy en la oficina del Senador Renking.



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