Susurros a medianoche by Karen Robards

Susurros a medianoche by Karen Robards

autor:Karen Robards
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico
publicado: 1995-08-09T22:00:00+00:00


22

Fue un beso tan impactante como el último. Carly cerró los ojos y se sintió perdida. Cuando Matt la sentó sobre sus rodillas, ella le rodeó el cuello con los brazos. Los labios de Matt tenían un tacto firme, seco y caliente como unas tostadas. Cuando le rozó los labios con la lengua, Carly abrió la boca instintivamente. Su cuerpo temblaba, lleno de deseo. Era Matt y ella le deseaba. Carly apretó sus pechos contra su torso y le besó apasionadamente.

Matt emanaba un olor ligeramente acre. Su lengua ardiente, fuerte, exigente, llenaba la boca de Carly, que se sintió mareada, casi como si flotara, como si Matt fuera lo único sólido que existía en el mundo y si ella dejaba de aferrarle, el viento la arrastraría como a una hoja. Carly saboreó su lengua, acariciándola, explorando su boca al igual que él hacía. Cuando Matt le colocó de forma que apoyara la cabeza sobre su hombro ancho y musculoso, Carly se sintió pequeña, impotente, pero al tratarse de Matt, le encantó sentirse así. Lanzó un profundo y trémulo suspiro y empezó a acariciar la piel cálida del cogote de Matt. Advirtió que seguía sosteniendo la brocha y la dejó caer. Ésta fue a parar sobre el tejado con un leve ruido, y Carly no volvió a pensar en ella.

Sus dedos se enredaron en el cabello de Matt; el pelo sobre su cogote era corto y sedoso. Matt se inclinó, obligándola a doblarse hacia atrás hasta quedar casi tumbada, con la cabeza apoyada en su hombro, y deslizó su boca sobre su mejilla, depositando unos diminutos besos en su cuello, mordisqueándole el lóbulo de la oreja y besándola con frenesí. Luego la abrazó con fuerza, aplastando sus pechos contra su torso. Carly sintió que lo deseaba con locura. Sintió la inconfundible firmeza de su miembro oprimido contra su muslo. El corazón le latía con tal violencia que parecía como si fuera a estallar.

Entonces Matt deslizó la mano hasta su pecho, cubriéndolo, y Carly gimió y tembló de placer.

Matt alzó la cabeza, interrumpiendo el beso. Carly abrió un poco los ojos y le miró aturdida. Matt tenía el rostro arrebolado, sus ojos centelleaban y respiraba entrecortadamente.

La deseaba. Con desesperación. No cabía la menor duda.

Aún sentía su mano sobándole el pecho. Carly bajó la mirada y contempló aquella mano masculina y hermosa sobre la pechera de su camisa verde desteñida. Contuvo el aliento. Era la mano de Matt, la misma con la que había soñado millones de veces, una mano que habría reconocido en cualquier sitio, cálida, fuerte, que le acariciaba el seno. Su pezón se endureció contra la palma de la mano de Matt. Una oleada de calor atravesó el cuerpo de Carly, su sexo comenzó a latir de deseo y se esforzó por recuperar el aliento.

—Matt —susurró, dominada por el deseo mientras se estremecía de pasión, dispuesta a entregarse a él.

—Carly. —La voz de Matt era grave y ronca, aunque denotaba cierto tono divertido. Cuando Carly empezó a percatarse de ello, Matt prosiguió con inconfundible pesar—: Cielo, creo que esto no es una buena idea.



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