Suenas a blues bajo la luna llena by Paola Calasanz

Suenas a blues bajo la luna llena by Paola Calasanz

autor:Paola Calasanz [Calasanz, Paola]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2019-02-28T16:00:00+00:00


Pau, soy Violeta. Espero que me recuerdes, la chica del pub y la cafetería. Necesito volver a verte. Si también lo deseas, estoy aquí de nuevo. No sé cuánto tiempo me quedará, dos o tres días, calculo. Estaré cada mañana en la cafetería junto a tu trabajo. Te espero. Increíblemente, te he echado de menos.

Doblo el papel y se lo doy a la recepcionista. Rezo por que se lo dé y por que se conecte pronto. Si no lo hace, no sé cómo lo vamos a resolver. Por un momento, mientras salgo por la puerta y me dirijo a la cafetería, un miedo voraz me invade. ¿Cómo vamos a lograr conectarnos el mismo día a la misma hora de nuevo por casualidad? Es una locura. Improbable y estúpido.

Me tomo el café que había pedido para llevar, sentada en la misma mesa del otro día, y al acabármelo empiezo con el que había pedido para Pau. Recuerdo las palabras de mi madre sobre las vidas pasadas y las conexiones entre las personas, y le doy rienda suelta a mi imaginación. ¿Podría ser así?

La amable camarera me ofrece una porción de bizcocho de zanahoria recién horneado y no puedo decir que no. Pasan dos horas que se me hacen eternas, divagando en mis pensamientos y mirando la calle, una calle que no es real con gente que no es real, y me pregunto si he perdido la razón. Si se me ha ido la olla por completo buscando a un tío que no sé ni quién es, en un mundo irreal que lo único que hará será hacerme perder la cabeza. Me invade la incertidumbre por un instante y, cuando me incorporo para salir, se me ocurre una brillante idea. Me acerco a la barra y le pido a la camarera:

—¿Sería tan amable de poner la canción «Mrs.» de Leon Bridges?

—Por supuesto, ahora mismo.

Tengo que probarlo, podría funcionar. Las primeras notas suenan en los altavoces del local y decido sentarme de nuevo. Deseo con todas mis fuerzas que aparezca y me concentro tanto en ello que creo que no es real cuando lo veo entrar por la puerta.

—¡Violeta! —Su voz es tanto de sorpresa como de alivio, y me reconozco en ese sentimiento.

—Pau —le contesto, y me levanto a saludarlo.

Quisiera darle dos besos y fingir normalidad, pero lo que me sale de dentro es un abrazo cálido y largo. Cierro los ojos y me invade una sensación de plenitud que me hace no querer soltarlo. Poco a poco, nos separamos y Pau me suelta:

—Es la canción.

—Lo sé —admito.

—Un momento, esto que está pasando es muy fuerte —confiesa Pau—. Acabo de conectarme ahora mismo y he venido corriendo hasta aquí. Bueno, antes he pasado por el pub, pero estaba cerrado. No sabía dónde encontrarte. Iba hacia mi despacho y he oído la canción. Menos mal.

—Yo llevo un rato ya conectada, pero no sé cuánto.

Pasamos de un tema al otro ignorando incluso el descubrimiento de que la canción nos une.

—Vamos, no podemos perder el tiempo.



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