Su amante reacia by Elizabeth Lennox

Su amante reacia by Elizabeth Lennox

autor:Elizabeth Lennox
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2017-08-08T22:00:00+00:00


CAPÍTULO 6

—Ven conmigo a Escocia —dijo Dylan cuando bebían café en el balcón de su suite en el ático a la mañana siguiente. Georgette llevaba su camisa y nada más, mientras que él sólo se había tomado el tiempo de ponerse unos vaqueros. Se habían duchado y volvieron a hacer el amor bajo el agua caliente, exhaustos pero aún incapaces de impedir que sus manos se tocaran. Y tocarse siempre llevaba a una cosa. Una única cosa que se intensificaba más y más cada vez que hacían el amor.

Georgette lo miró por encima del borde de la taza de café.

—¿Cómo dices? —preguntó. Lo había oído, pero no estaba segura de haber entendido realmente qué le estaba pidiendo.

—Ven conmigo a Escocia. Tengo que ir a Edimburgo… —miró su reloj e hizo una mueca—, bueno, hace seis horas —le dijo con un guiño—. Pero volaremos esta noche, tomaremos algo de cena y después… —dejó en el aire el resto de aquella frase.

—Yo iba a ir a Bath mañana.

—Pues ve esta noche. Iré contigo. Puedes terminar lo que tengas que hacer y nos iremos a Escocia al día siguiente.

Iba a decir que no, pero se detuvo. «¿Por qué no?». —¿Tomarás el té con leche local conmigo? —preguntó.

Dylan rio, con la mirada encendida de ideas.

—¿Has probado el té con leche de aquí antes?

Georgette negó con la cabeza, disfrutando de la manera en que sus ojos seguían el trazo de su pelo, todavía mojado.

—No. ¿Tú? —preguntó.

Dylan asintió.

—Sí. Te enseñaré cómo se toma.

Georgette sonrió, pero sospechaba que su versión del té con leche y panecillos podía ser radicalmente distinta de la del resto del mundo. Y tal vez a ella le gustara mucho más.

Dos horas después, estaba sentada junto a Dylan mientras él surcaba las transitadas carreteras de Londres alejándolos de la ciudad. El potente Mercedes gris que había alquilado acompañaba con su murmullo mientras las manos de Dylan se mantenían seguras sobre el volante. Las carretera de Londres no eran muy distintas de las de Estados Unidos, excepto que allí conducían por el lado izquierdo de la calle, en lugar del derecho. Avanzaban fácilmente por la autopista M3, hablando de trabajo o de lo que se les pasara por la cabeza.

Parecía como si sólo hubiera transcurrido media hora antes de que doblaran la esquina y los recibiera una vista impresionante. Dylan se detuvo para que Georgette pudiera contemplar desde ladera de la colina la ciudad de Bath, que se extendía más abajo.

—Es precioso —suspiró Georgette.

—Estoy de acuerdo —dijo Dylan, pero estaba mirándole el pelo, al que el sol vespertino había prendido fuego. Desde el momento en que había conocido a esa mujer, lo tenía deslumbrado. Ahora era suya y no podía esperar a llevarla al hotel para poder hacerle el amor hasta que volviera a retorcerse en sus brazos, pero también quería darse prisa en salir de la ciudad para poder seguir juntos su viaje por carretera. Siempre había sabido que sería una amante sensual, pero lo cierto era que también disfrutaba en su compañía. Le gustaba estar con ella sin más y hablar con ella.



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