SS. Una historia nueva by Adrian Weale

autor:Adrian Weale [Weale, Adrian]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2010-01-01T00:00:00+00:00

XVI

La invasión de Polonia y los Einsatzgruppen

La invasión y ocupación de Polonia oriental en septiembre de 1939 marcó un cambio decisivo en la política alemana respecto a los judíos. Hasta entonces, las medidas de represión se habían centrado en los judíos alemanes, gentes que estaban integradas en la sociedad alemana, que hablaban alemán y en gran medida tenían «aspecto» de alemanes. Sin embargo, y a pesar del inmenso rechazo que sentía hacia todo lo judío, Hitler y otros líderes nacionalsocialistas se habían visto obligados, por las limitaciones institucionales y la opinión pública, a hacer un pequeño número de concesiones a los judíos de Alemania. Por ejemplo, eran conscientes de que habría protestas si emprendían ataques indiscriminados contra judíos veteranos de la Primera Guerra Mundial, o contra aquellos que habían servido a Alemania en la administración o en la vida pública. De manera que la persecución de judíos alemanes había de hacerse con cuidado, de forma gradual y, por lo general, dentro del marco de la ley alemana, por corrompida que esta estuviera. Había que pensar muy bien las medidas a emprender contra los judíos, de forma que no resultaran perjudicados los alemanes de etnia germánica que, por ejemplo, tuvieran estrechas relaciones de negocio con ellos.

En Polonia, en cambio, la situación era distinta. Los nacionalsocialistas consideraban a los polacos una raza inferior que no merecía especial consideración. De manera que los judíos del país —que suponían cerca del 10 % de una población de treinta y tres millones— eran el escalafón más bajo, el de los Untermensch [subhumanos], en términos nacionalsocialistas. Su persecución empezó de manera abrupta, violenta y sin apenas restricciones. Pero primero había que doblegar al resto de la población del vecino país del este.

Una vez rematados los planes para la conquista de Polonia en agosto, Hitler convocó a Himmler para encomendarle una misión especial. El Führer no había decidido invadir Polonia para resolver el problema de la «ciudad libre» de Danzig y el llamado «corredor polaco»; ese era solo su pretexto para actuar. Su verdadera intención era destruir Polonia y convertir a sus habitantes en esclavos de los alemanes. Se trataría de la primera fase de su plan para conseguir Lebensraum [espacio vital] en el este de Europa. El principal papel de las SS y de la policía sería descabezar la nación polaca eliminando a su clase dirigente: políticos, clérigos, aristócratas e intelectuales; había que liquidarlos a todos. Hitler sabía que los generales del ejército albergarían reservas con respecto a esta misión; de ahí que se la asignara a Himmler y a las SS.

Heydrich formó cinco grupos especiales con hombres reclutados o trasladados temporalmente del Servicio de Seguridad, y a las órdenes de los oficiales —también del SD— Bruno Streckenbach (jefe de la Gestapo en Hamburgo), el doctor Emanuel Schäfer, el doctor Herbert Fischer, Lothar Beuthel y Ernst Damzog. Estos Einsatzgruppen de las SS fueron asignados a cinco ejércitos de la fuerza invasora. Cada uno tenía más o menos las dimensiones de un batallón y estaba subdividido en

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