Speer, el arquitecto de Hitler by Martin Kitchen

Speer, el arquitecto de Hitler by Martin Kitchen

autor:Martin Kitchen [Kitchen, Martin]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2014-12-31T16:00:00+00:00


10 - EL FINAL A LA VISTA

El plan de los Aliados para la conclusión de la ofensiva de bombardeos combinados en marzo de 1944 había convertido las plantas de hidrogenación y las refinerías de petróleo en sus objetivos prioritarios. Esto iba a plantearle a Speer su principal problema en 1944. Hans Kehrl declararía tiempo después que nunca había dejado de preguntarse por qué los Aliados habían esperado hasta mayo de 1944 para montar un ataque de ese tipo. Junto con el caucho sintético (Buna) y el nitrógeno, eran las partes más vulnerables de la economía de guerra. Llegó a la conclusión de que los Aliados habían ido ralentizando deliberadamente el avance soviético hasta que ellos desembarcaron en Francia. Si hubieran lanzado estos ataques el año anterior, probablemente la guerra habría terminado, con el Ejército Rojo ocupando toda Alemania[829]. Una respuesta más sencilla a esta ingeniosa teoría de la conspiración era que la USAF necesitó algo de tiempo para resolver el problema de cómo atacar estas plantas con la máxima eficacia. Una vez que lo hicieron, los resultados, aunque muy costosos, fueron devastadores.

El 12 de mayo de 1944, Speer llamó a Kehrl a medianoche para preguntarle si él sabía algo sobre los bombardeos aéreos contra las plantas de hidrogenación en Leuna y Brüx (Most). Kehrl respondió que había sido plenamente informado. Cuando Speer le pidió su evaluación de la situación, respondió que, si continuaban estas incursiones, pronto se perdería la guerra[830]. Speer estuvo totalmente de acuerdo, y dijo que tenían que ir a ver a Hitler tan pronto como fuera posible. Cuatro días más tarde, los dos hombres fueron a Leuna, donde se reunieron con el Dr. Heinrich Bütefisch de IG Farben, el jefe de la factoría Leuna de IG Farben y de su planta filial en Auschwitz-Monowitz[831]. Carl Krauch, de IG Farben, el hombre a cargo de los productos químicos en el Plan Cuatrienal, también estuvo presente. Se sintieron aliviados al descubrir que, a pesar de los considerables daños, no pasaría mucho tiempo antes de que la planta estuviera otra vez operativa[832]. Aunque algo aliviado, la visita convenció a Speer de que había que dar prioridad absoluta a la defensa de las plantas de hidrogenación.

Esto iba a resultar un problema insoluble. La mayoría de los cañones antiaéreos ya no eran eficaces contra las aeronaves que volaban a altitudes más elevadas. La Luftwaffe estaba demasiado dispersa. Muy comprometida en el frente oriental, desplegada contra las fuerzas aliadas en Francia e Italia, protegiendo objetivos en los Balcanes y Noruega y dando apoyo a la Marina, esto significaba que nunca había suficientes aviones para proteger los activos más vulnerables de Alemania. La Luftwaffe no tenía suficientes cazas para ser eficaz contra las flotas de bombarderos que ahora tenían cazas de escolta. Para que los cazas fueran eficaces, tenían que atacar en masa. Eso significaba que habría que retirar aeronaves de otros frentes.

Speer se preparó frenéticamente para su reunión con Hitler. Los expertos —Krauch, Bütefisch, Pleiger y el experto en petróleo del Ministerio de



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