Sofá para siempre by Diana Pardo Varela

Sofá para siempre by Diana Pardo Varela

autor:Diana Pardo Varela [Pardo Varela, Diana]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Humor, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2018-08-31T16:00:00+00:00


Capítulo 24

Sí, quiero

Álvaro me perseguía intentando arrancarme el vestido. Entonces, de repente, me volví y le asesté cuatro puñaladas en el pecho. Me desperté de golpe, estaba sudando y respiraba deprisa. Miré hacia un lado, Lola roncaba en la cama contigua. Buf, ¡había sido un sueño! Menos mal, ya pensé que ahora me había vuelto una asesina en serie.

¿Qué significado tendría? Algo como deja en paz a mi familia, eso esperaba…

Eran las seis de la mañana y no podía dormir más, así que me fui al salón y escribí otro capítulo de Valentina.

Dos horas después, Lola se despertó.

—Hola, guapa. Desde que eres famosa hay que ver cómo madrugas.

Sonreí.

—¿Desayunamos juntas? —preguntó.

—Claro.

Le conté mis planes con Fabio para ese día y también le enseñé las fotos de la casa.

—Guau, Aurora, pues sí que te pagan bien. Yo te aconsejo que sí, hazlo, no lo pienses demasiado. Es mejor no planear. Total, el problema sería el dinero y ahora, para ti no lo es. ¡Adelante!

—Tú siempre tan temeraria —exclamé—. ¿Cómo te va con Leo?

—Bien, me está enseñando su arte y, a pesar de que no tengo ni idea de casi nada, me encanta. Ahora me ha pedido que pose para él.

—¿Desnuda?

Lola rio a carcajadas.

—Ay, Auri, te pagarán una pasta, pero sigues siendo tú. No, tranquila; estaré vestida, hasta que me apetezca —dijo ella guiñándome un ojo.

—Me alegro mucho por los dos. Leo es un tipo fantástico, os merecéis ser felices juntos.

Había quedado con Fabio a la una. Me vendrían a buscar a casa. El plan era comer en el centro comercial e ir a la sesión de las cinco al cine. Estos días había visto varios gags de los Minions en internet y eran súper divertidos y traviesos. Pintaba bien.

Me puse unos vaqueros, una camiseta rosa básica y unas New Balance. Si el plan era acudir al centro comercial y ver una película infantil mejor ir cómoda.

Gael era más guapo aún en persona, tenía unos rasgos suaves heredados de la belleza de su madre, pero la piel canela como Fabio.

Estaba sentado en su sillita de auto en la parte de atrás del coche.

—Hola, Gael —saludé yo, ofreciéndole mi mano.

—Hola, Aurora, —respondió, se echó hacia delante y me besó en la mejilla. «Los niños siempre tan sorprendentes», pensé. Era cariñoso como su padre…

—¿Te gustan los Minions? —me preguntó mientras Fabio conducía mirándome por el rabillo del ojo. Nos habíamos saludado con tres pulcros besos de amistad.

—¿Te refieres a esas pelotillas amarillas con un solo ojo? ¡Claro que sí!

Al niño le hizo tanta gracia mi comentario que se echó a reír.

—¿Sabes qué? —continuó—. Las próximas vacaciones papi me llevará a Eurodisney. ¿Quién te gusta más, Mickey o Pluto?

—Pues, yo soy más del Coyote y el Correcaminos. Siempre deseé que lo pillase, pero no había manera, aunque creo que no son de Disney…

—Mmm, no los conozco.

La primera toma de contacto había sido muy buena. Era un niño sociable y cariñoso como su padre.

Sorprendentemente, a diferencia de lo que había pensado, no me sentía incómoda. Todo lo contrario, me estaba divirtiendo.



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