Sin Conciencia, El Inquietante Mundo de los Psicopatas que nos Rodean (Robert D.Hare) by Robert D. Hare

Sin Conciencia, El Inquietante Mundo de los Psicopatas que nos Rodean (Robert D.Hare) by Robert D. Hare

autor:Robert D. Hare [Hare, Robert D.]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2014-05-24T16:00:00+00:00


Psicópatas predelincuentes

Muchos psicópatas se pasan la vida entrando y saliendo de cárceles y correccionales. La pauta característica es ir de un trabajo u otro a la prisión y después vuelta a las calles, vuelta a la prisión (quizás a un centro de salud mental) y después fuera otra vez. En los hospitales psiquiátricos no suelen pasar mucho tiempo ya que, muy pronto, el personal se da cuenta de que el psicópata sólo da problemas e interrumpe la rutina institucional. Son como pelotas de ping pong fuera de control.

Sin embargo, muchos psicópatas nunca ingresan en la cárcel ni en ningún otro centro. Parece que funcionan razonablemente bien —son abogados, médicos, psiquiatras, mercenarios, oficiales de policía, líderes religiosos, militares, hombres de negocios, escritores, artistas y demás—, sin contravenir la ley o, al menos, sin que les cojan. En realidad son tan egocéntricos, insensibles y manipuladores como el resto de psicópatas; sin embargo, su inteligencia, su familia, sus habilidades sociales y sus circunstancias les permiten construir una fachada de normalidad y obtener lo que de-sean con relativa impunidad.

Algunos estudiosos los llaman «psicópatas con éxito». Otros opinan que individuos de esa clase benefician a la sociedad. Según este argumento, debido a que son capaces de ignorar las normas sociales, los psicópatas inteligentes pueden trascender los límites del pensamiento convencional, aportando una chispa de creatividad a las artes, el teatro, el diseño y demás. Bajo mi punto de vista, por mucho que aporten, lo importante son los corazones rotos que dejan, las carreras que destrozan y la gente utilizada que dejan en el camino, todo en nombre de su necesidad de «expresar su verdadero yo».

Antes que llamarles psicópatas con éxito —después de todo, su éxito es frecuentemente ilusorio y siempre a expensas de otros—, prefiero darles el apelativo de psicópatas predelicuentes. Su conducta, aunque técnicamente no ilegal, viola los criterios éticos que tenemos la mayoría y se coloca en esa zona gris de la ley. Los psicópatas predelincuentes exhiben la misma conducta y actitud en todas las áreas de su vida, a diferencia de la gente que conscientemente adopta una actitud egoísta y sin escrúpulos en sus negocios, pero que son razonablemente honestos en otras áreas de su vida. Si mienten y enga ñ an en su trabajo —y salen bien parados de ello o incluso los admiran— mentirán y engañarán en otras áreas de su vida.

Dos hombres de negocios están caminando juntos y cada uno de ellos lleva un maletín. «Sólo estamos arruinados moralmente», dice uno. «Gracias a Dios», dice el otro (de una tira cómica de Bill Lee en Omni, marzo de 1991, pág. 84).

Estoy seguro de que si las familias y amigos de tales individuos estuviesen dispuestos a discutir sus experiencias sin miedo a las represalias, saldría a la luz una buena cantidad de abuso emocional, traiciones amorosas, doble juego y en general una conducta mezquina.

Piense en los muchos casos en los que un «pilar de la comunidad» comete un delito grave — por ejemplo, asesinato o violación— y en el proceso de las investigaciones se halla toda una doble vida delictiva.



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