Si no es contigo, no es by Elsa García

Si no es contigo, no es by Elsa García

autor:Elsa García
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico, Novela
publicado: 2019-08-14T22:00:00+00:00


2015

—Vamos, cariño, que al final voy a llegar tarde y sabes que lo odio.

El despertador había fallado esa mañana y ahora las prisas eran las protagonistas de todos sus gritos. Marc apenas había podido tragar en dos sorbos un café recalentado y algo amargo, aunque ya era más de lo que Teo se había metido en el estómago antes de aparecer corriendo por el salón y desaparecer de nuevo en su dormitorio.

—Voy, voy, voy. Perdona, es que no encontraba las zapatillas que quería llevar hoy.

Marc sonrió pensando en lo presumido que podía llegar a ser a veces su marido.

Marido. Dios, qué bien sonaba. No se cansaba de utilizar esa palabra con él.

Teo salió de la habitación para dirigirse a toda prisa hacia el cuarto de estar, donde Marc ya sujetaba la puerta de la entrada abierta en una actitud que pretendía denotar urgencia. En cuanto vio a su chico, se le olvidó por un momento por qué era tan importante llegar a tiempo a trabajar cuando lo que le pedía el cuerpo era arrancarle a Teo aquellos vaqueros desgastados y esa camiseta verde que le resaltaba tanto los ojos que casi parecían del tono exacto de la hierba mojada.

Sin embargo, ante la palmada que Teo le propinó en el culo al pasar por su lado, solo respondió con una sonrisa y una negación divertida de la cabeza, pensando que esa noche iba a reparar con creces lo frenético del día.

Salieron del portal y Marc se entretuvo unos momentos más en sacar los dos cascos del baúl de la moto que siempre aparcaba frente al apartamento. Se colocó el suyo y acudió a ayudar a Teo cuando vio que este se liaba al intentar lidiar con el cierre, como le pasaba tantas y tantas veces. Le dio un pequeño beso en la nariz antes de bajarle la visera y se sentó sobre su Triumph a la vez que subía la pata de cabra, con un movimiento tan interiorizado que ya le salía de forma automática.

Teo se regaló solo unos segundos para admirar a su chico sentado encima de ese aparato infernal que tanto adoraba y que tan sexy le hacía a ojos de su esposo. Cuando le pareció que el repaso había sido suficiente, se subió detrás de él con algo más de torpeza que su chico y se sujetó fuerte a la cintura de Marc. No le gustaba demasiado ese medio de transporte, pero a su novio le apasionaba y él se había terminado acostumbrando a la comodidad que les proporcionaba moverse de esa manera por Barcelona.

Sortearon el tráfico de primera hora y callejearon hasta salir a las avenidas más grandes que daban acceso a la ronda de Dalt. La residencia donde trabajaba Teo estaba un poco lejos de su casa y les gustaba hacer ese recorrido juntos antes de despedirse hasta la tarde, aunque eso supusiese que Marc pudiese dormir media hora menos cada día.

Echo un vistazo rápido a su reloj y comprobó que el entrar en clase con retraso ese día era algo ya casi inevitable.



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