Serpiente by Clive Cussler & Paul Kemprecos

Serpiente by Clive Cussler & Paul Kemprecos

autor:Clive Cussler & Paul Kemprecos [Cussler, Clive & Kemprecos, Paul]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 1998-12-31T16:00:00+00:00


Perlmutter bebió un sorbo de café. Interesante. El narrador sabía que Colón tenía predilección por la Niña. De todos era sabido que al almirante le perseguía la frustración de no haber encontrado China. En una ocasión fue devuelto a casa encadenado, acusado de mala administración como virrey de La Española. El rey, y especialmente la reina, le perdonaron y organizaron su cuarta y fatídica travesía, mal llamada el «Gran Viaje». Habría sido muy propio de Colón intentar expiar su falta. Y que su obsesión por encontrar oro le hubiese llevado a hacer otro viaje. Sólo había un problema, como don Ortega había señalado. Colón empezó la carta tres días después de su supuesta muerte.

Perlmutter siguió leyendo. Aunque el documento aparecía redactado como una carta personal, el marinero que había en Colón no había podido evitar convertirla en un diario de navegación con anotaciones sobre el viento, la dirección y las condiciones meteorológicas. Esta travesía por el Atlántico era una réplica exacta de su primer viaje. Recogió los vientos alisios del noreste que comienzan cerca de Madeira, gozó de días agradables y la suerte le acompañó. Como en su primera travesía, los vientos eran «muy suaves, como abril en Sevilla».

Una diferencia interesante. Perlmutter sabía que en el primer viaje Colón navegaba a estima. En otras palabras, observaba la dirección de la brújula y la velocidad, y marcaba la posición diaria del barco en el mapa. La velocidad del barco se medía con un reloj de arena. El piloto arrojaba una astilla de madera al agua y repetía una rima para cronometrar su paso.

En su primer viaje, Colón no necesitaba navegar con total precisión porque lo que más le preocupaba era mantener el rumbo hacia el oeste. Confiaba en su brújula y en su larga experiencia en el mar, y no se fiaba de un aparato llamado cuadrante. Por tanto, a Perlmutter le pareció interesante que en este quinto viaje, Colón no sólo anotara de vez en cuando las millas recorridas sino que hiciera frecuentes observaciones celestiales.

25 de mayo de 1506

Seguí la estrella del norte, manteniendo rumbo al suroeste.

30 de mayo de 1506

Mantuve rumbo SO, calculado por el cuadrante…



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