Seducir a un asesino by Antonio Arteaga Pérez

Seducir a un asesino by Antonio Arteaga Pérez

autor:Antonio Arteaga Pérez [Pérez, Antonio Arteaga]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Thriller
publicado: 2018-02-07T23:00:00+00:00


17 – Adri

Se presentó en la agencia a las doce y media de la mañana del jueves. Eva había empezado ya a ir a la guardería así que solo podría verla algunos ratitos durante los tres días y pico que le quedaban de estar en Valencia. Podrían haber esperado a la semana siguiente para llevarla pero corrían el riesgo de perder la plaza y el centro infantil era perfecto, tanto por la proximidad como por la profesionalidad de los cuidadores que trabajaban allí. Por tanto, Eduardo renunció a sus ratos en el parque en pro del beneficio de la pequeña, a corto plazo, y el de su madre a medio y largo plazo porque podría atender el negocio con más facilidad.

Le abrió la puerta Irene, peinada con coleta alta y vestida con una camisa color rojo intenso y una minifalda negra tan breve que la vista resbalaba y caía desde ella, rebotando por sus largas y bonitas piernas, hasta los zapatos también negros de tacón de aguja. Vio la sonrisa de agrado de Eduardo y comentó, justificándose: –Este conjunto no es mío, me lo ha prestado una amiga hasta que pueda volver el sábado a casa.

–Pues deberías hacerte con uno idéntico porque te sienta de miedo –contestó él después de darle dos besos en la mejilla–. ¿Qué tal te encuentras?

–Psch… –respondió ella, ladeando la cabeza y entornando los ojos– Trato de no pensar y concentrarme solo en trabajar, pero es difícil. Tengo mis momentos.

Eduardo advirtió algo extraño en el rostro de la joven. El maquillaje había ocultado el color pero no el ligero aumento de volumen.

–¿Y eso? –preguntó, señalando con el índice el abultamiento del pómulo.

–¿El qué?¿Esto? –preguntó ella, restándole importancia– No es nada, Adri y yo discutimos por una tontería y, entre empujones del uno al otro, me dio un pequeño golpe sin querer, pero ya está.

–¿Cómo que ya está…? –Eduardo sentía que le empezaba a hervir la sangre.

–Que ya está, que eso es todo. Los dos tenemos un carácter bastante fuerte y cuando ocurre eso pues la gente discute, pero todo va bien. ¡Fíjate que hasta me ha propuesto que me vaya a vivir con él! Y mira, el primer día y ya nos peleamos, no tenemos remedio… –explicó ella sonriendo como si lo sucedido fuese lo más normal del mundo.

–Irene, no quiero meterme donde no me llaman pero este golpe “sin querer” ya es suficiente como para que pienses en mandarle a tomar por culo de inmediato, ¿eh?

La joven puso sus dedos sobre los labios de Eduardo para que bajase la voz, mientras miraba de reojo hacia el despacho de Laura.

–Chssst… vale, vale, confieso que lo he pensado más de una vez pero me cuesta dar el paso. Luego comemos juntos y me echas una charla en condiciones para darme un empujoncito, ¿puedes?

No podía decir que no, aquella chiquilla tenía que quitarse de encima a aquel individuo cuanto antes. Le diría a su socia que fuese a recoger a Eva ese mediodía y que él iría por la tarde.



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