Santander, 1936 by Álvaro Pombo

Santander, 1936 by Álvaro Pombo

autor:Álvaro Pombo [Álvaro Pombo]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 0000000000000
publicado: 2023-01-30T15:09:42+00:00


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Luciano Malumbres tenía cuarenta y seis años cuando le mataron. Se le consideraba cántabro, aunque había nacido en Palencia. Llegó a Santander en 1916, con veintiséis años. Era un hombre no muy alto. Una estatura muy castellana, muy de la gente de Palencia. En las fotos tiene una cara expresiva y larga y unas gafas de pasta negra redondas, muy de esos años. Hay una continuidad espiritual entre Santander y Palencia. Que vuelve a Palencia especial para los santanderinos y, al revés, a Santander especial para los palentinos. En Santander se comía mejor que en Palencia, más filetes con patatas fritas, más huevos de gallinas rurales. Y se comía borona. En Palencia, en cambio, se comía mucho pan seco, la hogaza. Muy sabrosa los primeros tres o cuatro días, que se iba endureciendo poco a poco, pero que podía durar dos semanas bien administrada. En Palencia se comían muelas. En Santander, en cambio, alubias. El cocido de alubias santanderino con berza de asa de cántaro. Era una delicia ya entonces. Hubo en tiempo diferencias fisionómicas, supongo, entre palentinos y santanderinos. Los palentinos eran cetrinos, enjutos y más bajos. Los santanderinos eran más altos y con frecuencia rubios, rubiales. En Santander se come pescado fresco. Y en cambio en Palencia, donde llamaban fresco a todo el pescado en general, nunca se comía un pescado que no tuviese ya sus buenos cuatro días. El fresquero se llamaba al que traía el pescado en una caja en bicicleta. Santander era el puerto de Castilla. Y entre la provincia de Santander y la provincia de Palencia tenía lugar, nada más llegar a Mataporquera, un diferente aire al respirar. De Mataporquera para abajo, yendo en dirección a Santander por Reinosa, Torrelavega y Las Hoces, se respiraba un aire fresco y húmedo. Y al revés, de Mataporquera en adelante, ancha era Castilla, y se empezaba a respirar ya lo llano y lo seco. Los palentinos nos sentimos más hermanos de los santanderinos que de los leoneses y al revés. Luciano Malumbres hizo la mili en Santander. Llegó a ser suboficial del Regimiento Valencia, con el que estuvo en Marruecos en los años veinte. Ahí comenzó a escribir crónicas periodísticas que enviaba a El Cantábrico. Llegó a ser presidente del Ateneo Popular en 1930 y director de La Región a partir de 1933. Tenía Malumbres la excentricidad y las habilidades polémicas que da el haber viajado. Y, sobre todo, el periodismo de izquierdas. Una cierta integridad moral de izquierdas, separada de toda religión, convertida en una dignidad universal humana, se crea con facilidad al hacer un periodismo como el que hacía Malumbres. Un periodismo inspirado en Mariano José de Larra y en su voluntad de liberación y de denuncia de las añosas costumbres –malas y buenas– de la época. Es curioso que coincidiera el año de su acceso a la dirección de La Región con el año de fundación de Falange Española. La Región y la incipiente Falange eran enemigos naturales. Si en algún momento de la historia fuera la distinción amigo-enemigo capital, lo fue entonces, precisamente en Santander.



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