Rojas by Mary Nash

Rojas by Mary Nash

autor:Mary Nash [Nash, Mary]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2006-06-01T00:00:00+00:00


Algunas antiguas milicianas habían denunciado lo que consideraban un ataque difamatorio sobre su integridad orquestado tanto por la propaganda fascista como por las fuentes de información republicanas[449]. La identificación de las milicianas con las prostitutas era demasiado simplista para sostenerse si se aplicaba a todas ellas en general. En las primeras etapas de la guerra, algunas prostitutas fueron al frente como milicianas o enfermeras tal como hicieron algunos criminales excarcelados, pero no se pensaba que estos últimos desacreditaran a todos los milicianos y soldados. Es imposible hacer una estimación de la cantidad de prostitutas que hubo en los frentes de combate[450], pero al parecer constituían una minoría muy pequeña y solo permanecieron en ellos muy poco tiempo. Se dice que el famoso dirigente anarquista Buenaventura Durruti, responsable de la colectivización de la tierra en Aragón y de la creación del Consejo de Defensa de Aragón, había ejecutado a algunas prostitutas cuando se negaron a abandonar el frente de Aragón[451].

Como en el caso de los milicianos y los soldados, las milicianas formaban un grupo heterogéneo. El doctor Félix Martí Ibáñez, sexólogo, escritor y reformador sexual anarquista, estableció el triple perfil de las mujeres que iban a los frentes de combate. Como otros muchos escritores, diferenciaba entre las revolucionarias auténticas, las mujeres con experiencia política y aquellas cuyos motivos eran dudosos. Según esta clasificación, las auténticas milicianas solo formaban una minoría muy pequeña. El segundo grupo, y el más grande, constaba de lo que Martí Ibáñez llamaba las mujeres «románticas», que «obedeciendo a un impulso, partían para el frente como enfermeras, soñando con ser Joan Crawford, vestidas con el uniforme rojo y blanco y cuidando las heridas invisibles y líricas de héroes rubios y fotogénicos, cayendo después desmayadas delante del cuerpo de un miliciano o un soldado mutilado por la metralla[452]». Según Martí Ibáñez, esta imagen romántica y falsa de la guerra tenía que ver más con las novelas que con una valoración realista de la misma, lo que condujo a muchas mujeres a buscar una compensación a su sufrimiento en brazos de los milicianos. Los prejuicios de Martí Ibáñez le impidieron ver el lado opuesto de este argumento, el de los muchachos que podrían desear ser héroes a lo Gary Cooper y buscar solaz en los brazos de las heroínas del frente. Junto a estas dos categorías, Martí Ibáñez presentaba un tercer grupo de mujeres mercenarias que iban a los frentes a comercializar sus cuerpos como prostitutas.

La equiparación de la figura de la miliciana con la prostituta se generalizó a principios de 1937. Con todo, a pesar de la falta de información, una lectura más detenida de la situación de las milicianas a través de sus testimonios en el frente indica una realidad bien distinta, en la que la prostitución estaba lejos de abundar. Antiguas milicianas reiteraron que, mientras estuvieron en los frentes de combate, no vieron ni tuvieron contacto con prostitutas. Es cierto que, en contraste con las rígidas normas tradicionales de la conducta de género, el desarrollo de las



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