Resident Evil: Hora Cero by S. D. Perry

Resident Evil: Hora Cero by S. D. Perry

autor:S. D. Perry [Perry, S. D.]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788448034214
publicado: 2011-05-14T07:42:53+00:00


Capítulo 8

Rebecca entró en el conducto de ventilación sin hacer caso de las capas de polvo y las telarañas que se le pegaban en el pelo y la ropa, ni tampoco de la claustrofóbica sensación de tener tan próximas las delgadas paredes de metal. El mapa sólo indicaba el conducto que unía dos salas en el primer piso del subterráneo, pero había espacios en el segundo nivel del sótano que parecían formar también parte del sistema. Era posible que alguno de los conductos se abriera al exterior. A Billy no le había entusiasmado la idea -"posible" no era exactamente lo mismo que "probable", había dicho-, pero ambos coincidieron en que valía la pena probarlo.

Al menos no es muy largo, pensó Rebecca, mientras se arrastraba hacia el rectángulo de luz que se veía no mucho más adelante. Una fina rejilla de metal cubría la salida, pero saltó al darle unos cuantos golpes y rebotó contra el suelo.

Echó una ojeada a la gran sala de piedra. Bajo el parpadeo de un fluorescente en las últimas, la habitación parecía vacía, fría y húmeda. Rebecca se inclinó hacia fuera, agarró el borde de la abertura y saltó dando una voltereta hasta un sofá. Se incorporó, se sacudió la ropa y observó la sala.

¡Vaya!

Parecía una mazmorra medieval, grande y oscura como una cueva de piedra. De las paredes de roca colgaban cadenas y las cadenas acababan en grilletes. Había una serie de artefactos que no supo reconocer, pero que sólo podían estar pensados para infligir dolor. Tablas con clavos oxidados, manojos de cuerdas anudadas, y cerca de una fuente cubierta de moho y porquería que había en la pared se hallaba una especie de caja vertical que parecía una dama de hierro. No tenía ninguna duda de que las manchas oscuras y desvaídas que cubrían las grietas de los rugosos muros eran de sangre.

-¿Va todo bien? Cambio.

Rebecca cogió la radio.

-No creo que "bien" sea la palabra adecuada -contestó-, pero no me pasa nada. Cambio.

-¿Hay otro conducto de ventilación? Cambio.

Rebecca observó las paredes en busca de otra rejilla de ventilación, y vio una a más de tres metros de alto.

-Sí, pero está en el techo -respondió con un suspiro. Incluso si tuvieran una escalera para llegar hasta allí, luego no podrían ascender verticalmente por el conducto. Vio la única puerta de la sala en la esquina suroeste-. ¿Hacia dónde lleva? Cambio.

Una pausa.

-Parece que da a una sala pequeña que vuelve al corredor por el que hemos pasado -la informó Billy-. ¿Nos encontramos en el corredor? Cambio.

Rebecca se dirigió hacia la puerta.

-Es lo más lógico. Quizá podamos…

Antes de acabar la frase, un terrible ruido inundó la sala, un sonido como nunca había oído, pero que al mismo tiempo le resultó extrañamente familiar. Era un chillido agudo, semejante al de un mono…

Eso es. El área de los primates en el zoo.

… que reverberaba en el cavernoso lugar y que provenía de todas y ninguna parte a la vez. Rebecca alzó la mirada justo a tiempo de ver una criatura pálida y de largos miembros que la observaba desde el conducto de ventilación del techo.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.