Refugio by Ann Aguirre

Refugio by Ann Aguirre

autor:Ann Aguirre [Aguirre, Ann]
La lengua: spa
Format: epub, azw3
Tags: Novela, Fantástico, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2011-12-31T16:00:00+00:00


Exploración

Durante la siguiente semana, mientras construíamos las fortificaciones y montábamos las tiendas, los demás me trataron con una combinación de enfado y desconfianza. La fuente de aquella animadversión era Gary Miles, que creía que yo lo había metido en un problema sin razón. La mitad del equipo estaba de acuerdo con él, ya que las noches siguientes no vimos nada. Pensaban que solo era una mujer histérica que había tenido una pesadilla por dormir al raso. No podía jurar lo que había visto, por supuesto, pero, aunque pareciera extrañar, mi versión de los hechos era más probable que la de Miles: según él habíamos visto una bola de luz mágica que era un espíritu que salía por la noche para atraer a la gente hacía la muerte.

Me alarmaba el ominoso silencio en el que se habían sumido los Freaks desde aquel avistamiento. Repasé el suceso una y otra vez en mi cabeza, preguntándome si me habría equivocado. Durante el día, me parecía algo imposible. Los Freaks no eran sigilosos, pero hasta hacía poco tampoco nos habían dejado advertencias, ni habían usado camuflaje. Su astucia hacía que su comportamiento fuera más difícil de predecir, y como consecuencia que fuera más duro combatirlos.

No, yo tenía razón. Había ocurrido. La única pregunta era qué intenciones tenían, qué iban a hacer con el fuego que habían robado.

—Esto es más aburrido de lo que esperaba —dijo Stalker, al sentarse a mi lado. Yo estaba afilando mis dagas. Me alegraba de que hubiera dejado las cuestiones personales atrás. Quería ser su amiga.

—La espera es así —le respondí—. Es aburrida, por definición.

—Deberíamos salir a buscarlos. Erradicarlos.

Stalker ya lo había sugerido antes, e Improbable siempre rechazaba la idea. Decía: «Tenemos ordenes de proteger estos campos, y eso es lo que vamos a hacer. No me importa si ese bosque tiene Mutantes en cada árbol. Los dejaremos en paz siempre que ellos hagan lo mismo con nosotros».

Los hombres estaban poniéndose nerviosos, dejándose llevar por la impaciencia de Stalker. Cuando caminas todo el día alrededor de un trozo de tierra, hay poco que puedas hacer para no perder la cabeza. El resto de guardias no querían salir a buscar Freaks, pero estaban cansados de no hacer nada, Improbable decía que teníamos suerte de que no nos hubieran aniquilado mientras construíamos la torre de vigilancia. En mi opinión, eso hubiera sido demasiado fácil. Los Freaks tenían algo peor en mente, algo para asustarnos y quitarnos las ganas de mantener una guardia en aquellos campos. No podía imaginar qué sería.

Al menos, Improbable mantuvo su promesa y Stalker y Fade comenzaron a enseñar técnicas de combate cuerpo a cuerpo al resto de hombres. Frank mostraba potencial; tenía buenos reflejos, y bastante alcance. Pero la mayoría de los hombres eran demasiado viejos como para no sentirse ofendidos al ser instruidos por chicos con la mitad de sus años. Aquello era puro orgullo, y un error en aquellas circunstancias. Deberían aprovechar cualquier ventaja para el combate que se avecinaba.

Stalker sacó sus armas y cogió con aspecto pensativo la piedra de afilar.



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