Premonición by Rosa Blasco

Premonición by Rosa Blasco

autor:Rosa Blasco [Blasco, Rosa]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2021-06-22T16:00:00+00:00


21

CUANDO SE DESPERTÓ, a la mañana siguiente, ya había amanecido. La luz del exterior penetraba en la casa, engrandeciéndola y expulsando de ella los fantasmas y temores que la oscuridad va depositando en los sitios más inverosímiles. La noche se había llevado consigo la desazón y, con el día presente en cada objeto, en cada habitación, Simonetta se sintió más tranquila.

Mientras se vestía, decidió no comentar con nadie el episodio de la noche anterior. Al ver la braga sobre la cama, su intención inicial fue contarle todo a Darío Ferrer para ponerlo al tanto y contrastar su opinión sobre el hecho. Pero ahora reculaba. Si Darío la notaba preocupada, con razón o sin ella, enviaría una patrulla de vigilancia para protegerla. Aunque los agentes intentaran pasar desapercibidos no lo conseguirían porque, de momento, esa zona de la isla, concretamente su calle, estaba prácticamente deshabitada entre semana y un coche apostado frente a la casa o en las inmediaciones llamaría mucho la atención. Por otro lado, Simonetta no quería de ninguna manera que Darío estuviera al tanto de sus pasos, sobre todo de su relación con Toni Sagrera. El tema de la braga estaba zanjado. Lo más probable era que ella misma la hubiera colocado allí sin darse cuenta cuando sacó de forma precipitada del cajón el conjunto de lencería. Había recordado que la hora se le había echado encima y que darse más prisa de lo habitual para no hacer esperar a Toni.

El sonido del wasap la devolvió a la realidad.

«Hola». Era de Toni. Se sintió aliviada. En el fondo quería que su incipiente relación siguiera para delante. Aunque en un primer momento le molestó su espantada, ahora incluso le hacía gracia, sobre todo después de ver el «Hola» en la pantalla del móvil a esa hora tan temprana. Quiso dejarlo esperando para que aprendiera y sufriera. «A los hombres no hay que darles todo a la primera. Les gustan las mujeres difíciles», le decía su madre. Y tenía razón. Pensó en contestarle cuando llegara a Canal Salat, pero recordó que él salía hacia Barcelona en el avión. Quizá estuviera a punto de embarcar. Se ablandó.

«Hola».

«Pensaba que no me ibas a contestar. ¿Qué tal has dormido?»

«Bastante bien».

«Yo muy mal».

Simonetta no le contestó.

«Me comporté como un imbécil. Cuando llegué a la ronda ya estaba arrepentido. Iba a dar la vuelta, pero me dio vergüenza y tuve miedo de tu reacción. ¿Podrás perdonarme de nuevo?»

«No me gustan los hombres celosos», le escribió ella después de pensar bien la respuesta.

Iba a decirle también que no tenía por qué estar celoso de Pau, pero se contuvo. ¿A santo de qué tenía que darle tantas explicaciones? Era él quien había reaccionado como un imbécil. ¡Hasta lo había reconocido!

«Es muy difícil no ser celoso con una mujer como tú. Si fueras hombre, comprenderías lo que quiero decir».

Simonetta no sabía qué contestarle y, además, tenía prisa. Optó por el camino más corto.

«Si te parece, olvidamos lo de anoche».

«Claro que sí. Empezaremos donde nos quedamos. Me dejas muy contento.



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