Planeta 54 by Albert Crémieux & Jean Crémieux

Planeta 54 by Albert Crémieux & Jean Crémieux

autor:Albert Crémieux & Jean Crémieux [Crémieux, Albert & Crémieux, Jean]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Ciencia ficción
editor: ePubLibre
publicado: 1954-01-01T00:00:00+00:00


Visita a la fabrica Boldo

No sé que otros hombres de la Tierra sean los invitados-cautivos de la Navegación Universal. Tampoco sé si son tan diferentes entre sí como los que yo tengo a mi cargo; por esto el trabajo de síntesis será difícil. El doctor está más disgustado que contento, más extrañado que entusiasmado al ver hasta qué punto son raros los enfermos en 54. Si hubiese enfermos, sin duda se desvelaría para curarlos, pero nos falta la ocasión. El letrado Barroyer aprecia nuestra hospitalidad. Alaba la sabiduría de nuestras costumbres, pero la casi inutilidad en 54 de hombres de su profesión le inquieta. El general es muy diferente según qué días y momentos; se diría que hay en él dos hombres distintos, uno de los cuales es francamente desagradable. El señor Moroto, afecto de manía profesional, parece incurable. Solamente el señor Vaillon y su gato parecen reclutas seleccionados. El señor Vaillon posee el don más solicitado en 54: el de la risa. A menudo se ríe a carcajadas y no se queja nunca. Todo le parece cómodo, agradable, abundante, superfluo y bueno. El servicio de datos psicológicos al que he proporcionado algunos tests ha intentado clasificar mis terrenos según la cronología de 54. El señor Moroto pertenece a la era de esplendor de los signos monetarios. Tiene, por consiguiente, sesenta siglos 54. Es, pues, un espécimen muy antiguo, muy raro y Siroch, el embalsamador del Conservatorio de Recuerdos sociales lo mira con constante y sospechosa atención. Yo, en el lugar del señor Moroto, no estaría muy tranquilo, pues la conciencia profesional de Siroch es muy elástica.

El letrado Barroyer puede, dentro de las equivalencias temporales de 54, ser situado, o bien totalmente en la decadencia de la era monetaria o bien en la época en que se instauraron poco a poco los principios de distribución. Los «Kossecs» han actuado dentro de su género y han sobrevivido mucho tiempo por razones de competencia que hacían su presencia indispensable. Todavía existe un pequeño número de ellos en 54. El señor Barroyer no tiene, pues, ningún valor desde el punto de vista de la antigüedad y como espécimen raro es poco interesante.

La ciencia médica del doctor Mugnier —en materia de asistencia corporal— se halla retrasada respecto a la nuestra de cuatro siglos 54. No obstante, se cree superior en lo relativo a sus funciones profesionales. Y por esto saca muchas conclusiones… Salvo algunos raros individuos, todos los hombres de 54 saben desde hace siglos que la utilidad, la dificultad, la majestad incluso de una función son exteriores al que las posee, y el mismo Gran Regulador quedaría sorprendido de que se le rindiesen honores fuera de su celda de arbitraje. El doctor Mugnier es, a este respecto, anacrónico.

El señor Vaillon está caracterizado por trazas procedentes de diferentes edades o desconocidas. Hay en nuestra manera de aceptar las reglas de la vida social una parte de resignación melancólica, mientras que Vaillon se regocija y se divierte inexplicablemente con todo. ¿La alegría de vivir es



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