Perspectivas by Laurent Binet

autor:Laurent Binet [Binet, Laurent]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-11-15T00:00:00+00:00

89. Giambattista Naldini a Marco Moro

Florencia, 15 de marzo de 1557

Dentro de cuatro días cenaré con Allori en casa de Bronzino. Así que vía libre durante toda la velada, hasta el amanecer, porque este no es de los de ir a pintar en mitad de la noche.

90. Giambattista Naldini a Giorgio Vasari

Florencia, 15 de marzo de 1557

Bien sabéis, mi señor Giorgio, lo unido que estaba a mi maestro, el bueno de Jacopo, quien, pese a algunos accesos de mal humor, siempre se comportó como un padre conmigo. Por tanto, como sé que estáis decidido a vengar su muerte, quiero prestaros mi ayuda. Dentro de cuatro días, tendrá lugar en San Lorenzo una reunión clandestina. Apenas puedo deciros más al respecto, porque desconozco los detalles, pero es posible que las personas que encontraréis en esa reunión estén relacionadas con el crimen. Se reunirán en la capilla mayor, a la hora de la cena.

91. Giorgio Vasari al duque de Florencia, Cosme de Médicis

Florencia, 20 de marzo de 1557

Para dar cuenta a Su muy magnífica Señoría acerca de la operación de cuya responsabilidad vuestro humilde servidor ha sido encargado, relativa a las informaciones concernientes a una reunión secreta habida en la iglesia de San Lorenzo, según las indicaciones dadas por el señor Naldini, paso en adelante a dar relación detallada de los hechos acaecidos en la noche de ayer, seguida de la transcripción del discurso oído en dicha reunión.

Una vez que los guardias habían rodeado el edificio después de haberles asegurado que un número inusitado de visitantes se había introducido en él con nocturnidad, vuestro fiel servidor entró a hurtadillas en la iglesia por la nueva sacristía para acercarse sigilosamente hasta el coro y, oculto en la sombra bajo el púlpito de la Pasión del prodigioso Donatello, vio y oyó lo que sigue.

Sesenta individuos de condición claramente mediocre escuchaban a un orador que, subido sobre el andamio dejado por Pontormo, los arengaba diciendo frases sediciosas.

Al principio creí que se trataba de una reunión de herejes y me esperaba encontrar las viciosas frases de un Juan de Valdés o de un Reginald Pole con la pretensión de expandir por Florencia, bajo la mirada de Dios, en el seno mismo de la iglesia de los antepasados de Su Señoría, la bilis sacrílega del monje alemán.

Pero, una vez que me habitué a la oscuridad, enseguida reconocí al obrero Marco Moro (al que Vuestra muy juiciosa Excelencia me había mandado vigilar especialmente) y, prestando atención a sus palabras, oí que exhortaba al auditorio a la revuelta contra la gente principal, como hacía antaño el hermano Savonarola (sin referirse todo el tiempo a la cólera divina, a diferencia del fraile). Sin embargo, las frases políticas del moledor de pigmentos, aunque pudiera parecer un predicador en el púlpito, desde su posición en el andamio y por el tono apasionado que empleaba para intentar atraer al auditorio a sus ideas, tenían que ver con asuntos más bien terrenales, como Su Excelencia podrá constatar en la transcripción adjunta al presente informe.

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