Persianas metálicas bajan de golpe by Marta Sanz

autor:Marta Sanz [Marta Sanz]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788433918420
editor: Editorial Anagrama
publicado: 2023-02-09T00:00:00+00:00

Tortolito

Junto a la hospitalaria Cajita, Cucú, aterrizado sobre el sofá como un juguete, mira la televisión. No ha sintonizado el canal de la serie de máxima audiencia, convocada por Flor azul, sino que sigue prendido a los programas marginales del mundo de Tina Romanescu. Espera que los programas sean marginales, pero no subversivos. Giordana Bruna no puede ser subversiva. Giordana Bruna es una diosa que nunca ardería en pira inquisitorial.

Cucú ve la tele desde demasiado cerca. Pronto habrá que ponerle gafas igual que a esos niños que hace años se olvidaban de todo mientras veían Mazinger Zeta o Espacio: 1999. Cucú, más evolucionado que Mazinger –no necesita que nadie lo tripule–, ve bien, pero anhela traspasar el cristal que lo mantiene alejado de Giordana Bruna. Quisiera penetrar en la pantalla. Demoler con su piqueta, incorporada a sus demás utilidades de navaja suiza, el muro que separa a Píramo de Tisbe. Cucú es un dron pop que, con soltura, funde en sus memorias USB y en sus copias en la nube fragmentos culturales de diversa naturaleza y origen. Tin, tin, tin. El dron, embebido en sus conatos de pensamiento y sus intertextualidades, no oye cómo se alejan unas zapatillas de tacón con rosados pompones. Tampoco siente el enfriamiento de las resistencias de la estufa que Cajita ha desconectado. Religiosamente, en un estado parecido al trance, Cucú ve a oscuras La verdad de Giordana.

Algo le dice a Cucú que su fantasía se haría añicos si entrara en el jardín sagrado del aparato de televisión. La invasión de Polonia. Los siete años de mala suerte multiplicados por otros siete años de mala suerte más, porque la tele no es un espejo, sino algo más profundo. Televisión no es solo un artefacto tecnológico. Televisión es luz. Cucú escarba en su tesauro para entender el concepto. Rayar, rajar o romper la pantalla sería un delito más grave que atascar las tragaperras de las esquinas o pegar carteles incendiarios contra las persianas metálicas de los establecimientos, que, al caer, emiten el sonido del futuro.

De camino a casa de Selva Sebastian, Cucú detectó un comando de ancianos con un cubo de cola y una brocha. Lo dejó pasar porque los prometedores comandantes del escuadrón de drones pueden permitirse, de vez en cuando, un acto magnánimo.

Cucú está seguro de que este tipo de gestos, estas pequeñas rebeldías compasivas, estas debilidades que no implican dejadez o ineficiencia, pero hablan de la calidad moral, incluso humana, de los defensores de la patria Land in Blue (Rapsodia, S. L.), son muy del gusto del ingeniero jefe. Cucú ya se ve condecorado. También detectó a lo largo del trayecto uno, dos, tres ventrílocuos que bajaban al Subestrato con pagarés y cédulas fiduciarias. Aunque ahora nada de eso importa.

Nada.

De eso.

Importa.

El dron golondrina ha bloqueado sus bases de datos desplegables y se concentra en Giordana Bruna. Giordana planea por el estudio. Es etérea. Es ruido blanco y oxígeno. Su sustancia no adquiere una forma que la modifique o le dé sentido. Fluctúa. Es una energía capaz de penetrar en las zonas más recónditas de las emociones humanas.

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