Pelotón de ejecución by Elliot Dooley

Pelotón de ejecución by Elliot Dooley

autor:Elliot Dooley
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Aventuras, Novela
publicado: 2019-04-07T22:00:00+00:00


«Lamentamos comunicarle que su esposa, Ruth Olstróm, apellidada también Ha-Cohen por su anterior matrimonio, y Blumenthal de soltera, fue arrestada por la policía alemana cuando trataba de pasar, sin visado, a la Francia no ocupada. Reconocida culpable de un delito de intento de pase clandestino de fronteras, con la agravate de espionaje, y atendiendo a su primera ciudadanía alemana, ha sido, conducida a un centro penitenciario dentro del territorio del III Reich donde será juzgada y deberá cumplir la pena que se le imponga».

Sigurd Olstróm protestó y efectuó un sinfín de reclamaciones. Hizo intervenir a la Cruz Roja Internacional y a diplomáticos amigos suyos, pero topó siempre con un impenetrable muro de silencio.

El silencio que rodea a los muertos.

Las acusaciones y los presuntos delitos que se le imputaron a Ruth, su esposa, eran lo de menos.

Pase clandestino de fronteras… Espionaje… No eran más que los pretextos para enviarla a Auschwitz.

Una vez allí los hornos crematorios cumplieron su función.

De aquel trágico final tuvo noticias Sigurd Olstróm cuando, ya finalizada la guerra y puestos al descubierto los crímenes nazis, el nombre de su mujer apareció en una de las muchas listas confeccionadas por los servicios de información aliados y por la Cruz Roja Internacional.

Bajo la identificación de un simple número se verificó pertenecía a Ruth Olstróm, apellidada Ha-Cohen por su primer matrimonio, y Blumenthal de soltera. Y aquel número correspondía al de uno más entre los millares de mujeres sacrificadas en el monstruoso campo de exterminio de Auschwitz.

Sigurd leyó una y otra vez la notificación oficial que le convertía en viudo.

—Ella tenía razón… ¡Sabía lo que la esperaba y no vaciló en salvar a sus hijas a riesgo de morir…! ¡Y yo me resistía a creer que tal horror fuera posible!

Aquello se lo repitió Sigurd una y otra vez, con palabras que martilleaban su cerebro y le ofuscaban, hasta que sintiéndose incapaz de seguir soportándolo, él mismo puso fin a su vida.

Después de perder a su madre, Miriam y Rebeca volvían a quedar huérfanas de padre.

Los señores Olstróm, altivos nórdicos, se mostraron injustos con aquellas niñas de cabello negro y tez oscura. Ellos hacían responsable a su madre del suicidio de Sigurd, su único hijo.

Los Olstróm miraban a las pequeñas Ha-Cohen con un odio similar al de los propios nazis. Y sus incesantes reproches eran para las muchachas algo así como el pan nuestro de cada día.

Por eso, cuando a las jóvenes se les presentó la oportunidad de escapar del hogar de los Olstróm, que no podía ser el suyo, ambas huyeron para buscar refugio en el recién nacido estado de Israel, ante cuyos gobernantes hicieron valer los derechos que les daba el ser hijas de una de las víctimas de Auschwitz.

Y Miriam y Rebeca dejaron de apellidarse Olstróm para recobrar el nombre familiar de Ha-Cohen.

Las dos hermanas adoptaron así una nueva personalidad, si bien ésta no podía librarlas del pesado fardo que las abrumaba.

* * *

Un suspiro se escapó involuntariamente del pecho de Rebeca al concluir de rememorar aquel pasado, que había conducido a su hermana a una muerte horrible y nada gloriosa.



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