Oráculos caldeos, Fragmentos y testimonios by Numenio de Apamea

Oráculos caldeos, Fragmentos y testimonios by Numenio de Apamea

autor:Numenio de Apamea [Numenio de Apamea]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 0160-01-01T00:00:00+00:00


b) Numenio y la teología dualista persa

La noción de la materia que proporciona Numenio como el principio cósmico autosubsistente y perjudicial, orquesta las virtualidades interpretativas del receptáculo del Timeo de acuerdo con el pensamiento dualista persa que aparece conocido por Plutarco y otras fuentes griegas, según aspectos zurvanitas del mito iranio[64], pero posiblemente adaptándose a la versión de la doctrina bárbara al modo como era expuesta por el maniqueo Escitiano y antes la había retomado transformándola Basílides en el libro décimo tercero de sus Tratados, según lo refieren los Hechos de Arquelao y Mani de Hegemonio. 1) La materia es un principio coeterno con el Dios creador. Se opone absolutamente a lo divino y se ignora su origen[65]. 2) Pero la materia no sólo es totalmente ajena a lo divino, su naturaleza opuesta, sino que al mismo tiempo posee un carácter agresivo, avanza contra lo divino y aspira a invadirlo. Dios detiene este movimiento ofensivo, pero el motor de ese impulso desordenado es un principio de movimiento malo e irracional, el alma de la materia[66]. 3) La naturaleza de la materia en sí misma puede definirse como fluencia, inestabilidad, inseguridad, etc., como «el exceso» (inmoderatio) y la «deficiencia» (vitium), la «confusión desordenada» (inordinata confusio) y la «fealdad» (foeditas) y de este modo también «díada indefinida»[67].

Los antecedentes que han permitido esta concepción de Numenio son dobles, mediatos e inmediatos. Los mediatos se enancan sobre una tradición pitagórica[68] que puede autorizarse en el mismo Platón, quien define a la materia como «exceso y defecto» en el Filebo y las lecciones no escritas[69], acaso por inspiración irania[70]. Los influjos inmediatos, por su parte, parecen proceder directamente de la teología de los magos persas quienes en algún momento han entrado en contacto con el platonismo-pitagorizante de corte dualista del que participa Numenio, el que puede haberse fortalecido invocando fidelidad al pensamiento de Platón de obediencia pitagórica en el seno de una interpretación académica detectable en Jenócrates[71]. En este caso el cuadro resultante decisivo habría sido: a) oposición irreductible de principios, Dios-materia, bien-mal; b) naturaleza agresiva de la materia como principio anímico malo; c) interpretación del universo, incluida razonablemente la esfera de las estrellas fijas, como una mezcla o lo divino atrapado en la materia por voluntad de Dios[72].

Dentro de este esquema dualista de principios y de las esferas invisible y visible, se incluye asimismo la concepción de la caída de las almas particulares, que esconde una interpretación caldaica de la Rep. X, 614a y ss., asimilando la concepción del cuerpo astral, que es apta para dar cuenta de la liberación de las almas del cosmos, pero que, al mismo tiempo, permite separar el proceso cósmico sin principio ni fin de los arreglos de la escatología irania.

A lo dicho nos parece que se reduce el proclamado «orientalismo» de Numenio, que es el propio de un platónico-pitagorizante que llega a salvar las tesis centrales de las creencias filosóficas griegas: afirmación de las causas fundamentales de lo real (divinidad-materia), dependencia y eternidad del mundo, interpretando sus relaciones a la luz de ideas religiosas que pertenecen a un fondo común de gnósticos, magos y caldeos.



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