Opción B by Sheryl Sandberg

Opción B by Sheryl Sandberg

autor:Sheryl Sandberg
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788416883158
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2017-10-25T16:00:00+00:00


Quería que supieran que debían respetar sus sentimientos, no reprimirlos. Escribimos juntos que no pasa nada por estar triste y que podían interrumpir cualquier actividad que estuvieran realizando y tomarse un descanso para llorar. Que es normal estar enfadado o sentir celos de sus amigos y de sus primos que tienen a sus padres. Que debían tener muy claro que no es algo que nos merezcamos. Quería estar segura de que ningún momento en el que mis hijos pudieran darse un descanso de la tristeza quedaba ensombrecido por la sensación de culpa, así que acordamos que estaba bien ponerse contento y reírse.

La gente se sorprende a menudo de la capacidad de resiliencia que pueden llegar a tener los niños. Hay razones neurológicas que lo explican: los niños tienen más plasticidad neuronal que los adultos, lo que hace que sus cerebros se adapten con más facilidad al estrés.[36] Carol me enseñó que los niños tienen límites respecto al nivel de intensidad emocional que pueden procesar. Tienen «períodos emocionales» más cortos, su aflicción se manifiesta más en forma de explosiones que en períodos prolongados.[37] Además, en ocasiones expresan esta tristeza con cambios de comportamiento y a través del juego, más que con palabras. Tal como Carole me advirtió que podía suceder, mis hijos entraban y salían muy rápido de ciclos de tristeza, se echaban a llorar en un momento y al siguiente salían corriendo para irse a jugar.

Sabía que dormir lo suficiente sería un factor importante para ayudarnos a sobrellevar la situación. Cuando yo era pequeña, mis padres siempre insistían en la importancia del sueño, cosa que me parecía aburridísima. Cuando yo misma tuve hijos, entendí por qué tenían razón. Cuando estamos cansados nos sentimos más débiles física y mentalmente, es más probable que estemos irritables y nos falta, literalmente, la energía necesaria para sentir alegría.[38] En los momentos de adversidad, el sueño es aún más importante porque necesitamos reunir todas nuestras fuerzas, así que me ceñí cuanto pude a sus horarios de acostarse y levantarse. Les costaba quedarse dormidos y les enseñé, como en tiempos lo había hecho mi madre conmigo, a contar seis respiraciones profundas, inhalando y exhalando.

Dado que teníamos la sensibilidad totalmente a flor de piel, era consciente de que íbamos a cometer muchos errores, y por ello todo lo relacionado con el perdón se convirtió en un tema central. Mi hija y yo habíamos asistido el año anterior a un taller de liderazgo para niñas[39] y habíamos aprendido el concepto del «doble perdón rápido»: cuando dos personas se hacen daño mutuamente, si las dos os pedís perdón deprisa podéis perdonaros una a la otra y cada una a sí misma. Puesto que nos afligían una enorme tristeza y rabia, todos nos enfadábamos con mucha más facilidad, así que tiramos de esta estrategia muy a menudo. Cuando perdíamos el control de nuestros sentimientos, pedíamos perdón enseguida. Y después hacíamos «el espejo»: la primera persona explicaba qué es lo que le había molestado y la segunda lo repetía y se disculpaba.



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