Once escándalos para enamorar a un duque by Sarah MacLean

Once escándalos para enamorar a un duque by Sarah MacLean

autor:Sarah MacLean
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico
publicado: 2012-12-31T16:00:00+00:00


11

«Incluso en los bailes, hay que tener mucho cuidado con lo vulgar. Las damas elegantes siempre evitan los rincones oscuros».

Tratado de las damas más exquisitas

«Un grupo de revoltosos gorriones y sus acompañantes han recibido recientemente su merecido…».

El Folleto de los Escándalos, octubre de 1823

Los escalones que llevaban a Dolby House estaban llenos de verduras.

La marquesa de Needham y Dolby se había tomado muy en serio su baile de la cosecha y había cubierto todo el frente de la casa con cebollas, patatas y lo que parecían ser diferentes granos de trigo y calabazas de todos los tamaños y colores posibles. Hasta habían hecho una especie de sendero para la entrada de los invitados; no uno recto que condujera directamente a la casa, sino uno lleno de curvas, también flanqueado por verduras, que hacía que siete pasos parecieran setenta y que cualquiera que caminara por él se sintiera ridículo.

Juliana descendió del carruaje y miró con escepticismo el estrecho y atiborrado sendero. Callie la siguió, y en cuanto divisó el espectáculo que tenía ante sí no pudo evitar soltar una risilla.

—Oh, Dios…

Ralston tomó del brazo a su esposa y las guió por el extravagante laberinto.

—Sabes que todo esto es culpa tuya —le susurró al oído. Juliana percibió el humor en su tono de voz—. Espero que estés contenta.

Callie volvió a reírse.

—Nunca he tenido la oportunidad de caminar por un sendero lleno de verduras, milord —bromeó—. De modo que sí, estoy bastante contenta.

Ralston puso los ojos en blanco.

—No vamos a zigzaguear de un lado para otro, emperatriz. Terminemos con esto de una vez. —Se giró hacia Juliana y le indicó que debía precederles en la entrada—. ¿Hermana?

Juliana esbozó una sonrisa radiante y dio un paso al frente. Pero antes de continuar, Ralston se inclinó y le dijo en voz baja:

—Mantén esa sonrisa en la cara y no sabrán cómo reaccionar.

A esas alturas, y habiendo pasado ya un día desde el regreso de su madre, no le cabía la menor duda de que la noticia estaría en boca de todos. Esa misma tarde habían mantenido una pequeña discusión sobre la conveniencia o no de acudir a ese baile en particular, ya que iba a celebrarse en la casa de lady Penelope —la futura duquesa de Leighton—, pero Callie insistió en que si iban a intentar capear el temporal, tenían que asistir a todos los eventos a los que los invitaran, estuviera o no presente el duque de Leighton. Al fin y al cabo, cada vez recibirían menos invitaciones.

Y por lo menos esa noche el relato completo de lo sucedido la velada anterior en Ralston House sería, como mucho, bastante confuso.

Intensificó la sonrisa y empezó a andar entre nabos, calabacines y verduras varias hacia la que estaba convencida que sería una de las noches más largas de su vida.

Una vez que se deshizo de su capa, Juliana se giró para enfrentarse al nido de víboras que estaban esperándola dentro del salón de Dolby House.

Lo primero que notó fueron las miradas. La entrada al salón se



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