Octavio Paz by Enrique Krauze

Octavio Paz by Enrique Krauze

autor:Enrique Krauze [Krauze, Enrique]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-607-312-314-3
editor: Penguin Random House Grupo Editorial México
publicado: 2014-01-14T16:00:00+00:00


XI

Era casi universalmente querido, seguido, leído, respetado en México y, de manera creciente, en Francia, donde sus principales libros se habían traducido. Pero no era feliz. Por un lado, su situación profesional era inestable. En los primeros días del sexenio de López Mateos (1958-1964) su destino en el servicio exterior había estado en entredicho. ¿Lo enviarían a París, como él deseaba? ¿Le confiarían la misión en la UNESCO? Para colmo, sus artículos no tenían mercado en América Latina y llegó a considerar mudarse a Argentina o Venezuela. A punto de cumplir los 45 años, en marzo de 1959, había escrito a Bianco:

Mi vida también ha sido bastante triste (¡qué self pity!) en los últimos años. Aunque es posible que siempre haya sido igual; sólo que ahora [...] la veo con más claridad y con menos esperanzas. He vivido los últimos quince años haciendo lo que no me gusta, aplazando o matando mis deseos (aun los más legítimos como escribir o no hacer nada o enamorarme) y esperando que todo, un buen día, iba a cambiar. El único que ha cambiado soy yo: mi vida sigue igual: (trabajo muchas horas en una oficina absurda, con el pomposo título de Director General de Organismos Internacionales), me pagan muy mal y estoy sujeto a la rutina de un reglamento y a su caprichosa aplicación por remotos burócratas

Había sobrevivido gracias a una «saludable estupidez innata –hecha de confianza en la vida, resignación (campesino andaluz, sin duda) y disponibilidad permanente». Por fortuna, su incertidumbre laboral cesó al poco tiempo, cuando finalmente fue transferido a París. Había pensado jubilarse e incorporarse a la academia. En París permaneció dos años, en los cuales publicó Salamandra, una nueva colección de poemas. Ese año fue nombrado embajador en la India. Jaime Torres Bodet (escritor de «Contemporáneos», funcionario público en varias administraciones, ministro de Educación) le recomendaba seguir en la diplomacia: «tendrá el 60% de tiempo para escribir».

Para escribir, y resolver su vida íntima. «¿Por qué se separaron Octavio Paz y Elena Garro? –escribió María zambrano, que había convivido con ellos en París–. Habían obtenido lo más difícil: el infierno en la tierra.» Vivían separados, y Paz seguía pensando en el divorcio, pero lo posponía. En 1959 le confiesa a Bianco que la situación ha llegado a un límite. Se divorciará en breve y le desliza una razón de peso: «Creo que estoy –estuve, estaré– enamorado. Eso me hace más desdichado pero me da vitalidad. O por lo menos alimenta mis planes, mi avidez de futuro.» La mujer a la que sin mencionar aludía Paz era la hermosa pintora Bona Tibertelli de Pisis, esposa de André Pieyre de Mandiargues. Los Paz habían entablado una amistad con aquel «matrimonio abierto» desde París. La edición francesa de ¿Águila o sol? apareció en 1957 con cinco aguafuertes de Bona. En 1958, André y Bona viajaron por las costas y los pueblos coloniales de México (Taxco, Tepoztlán) y fueron testigos de las antiquísimas fiestas populares acompañados por el mejor guía: el autor de El laberinto de la soledad.



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