Obras escogidas by Ramon Llull

Obras escogidas by Ramon Llull

autor:Ramon Llull
La lengua: spa
Format: epub
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España


[LXXIV]

DE CONTINENCIA Y DE ENVIDIA

—Continencia es saciedad atemperada, y es contraria a envidia, que es vicio mortal donde humano deseo desea injuriosamente contra perfección de continencia. Amado hijo —dijo el ermitaño—, envidia puede ser mayor en hombre rico que en hombre pobre, y esto mismo síguese de continencia; porque mayor vicio es en hombre rico si tiene envidia y si no se tiene por pagado de lo que Dios le ha dado que en hombre pobre en bienes temporales.

Mucho se maravilló Félix de que la continencia pudiese ser mayor en hombre rico que en hombre pobre, pues le parecía que un hombre pobre debiera merecer más si se tiene por pagado con poco que un rico hombre con mucho. Conoció el ermitaño que Félix se maravilló de lo que le había dicho, y díjole estas palabras:

—Hijo —dijo el ermitaño—, todos los bienes que hay o puede haber en el hombre, todos vienen de Dios; y son mayores y mejores y más nobles cuanto más semejantes son a los bienes y a las perfecciones de Dios. Por lo cual, cuando ocurre que hay continencia en un hombre rico que con toda su riqueza sea humilde y sirva a Dios, mejor obra hace y puede hacer que el hombre pobre en bienes temporales. Y si eso no fuese así, sería falsa la palabra que el rey dijo a un ermitaño.

—¿Y cómo fue esto, señor? —dijo Félix.

—Pasaba por un desierto un rey con muchos caballeros. En aquel desierto había un ermitaño; el ermitaño quiso saber del rey si era hombre justo y que se tuviese por contento con la riqueza que Dios le había dado. Aquel ermitaño preguntó al rey si con gran riqueza podía vencer a la envidia; y el rey respondió y dijo que humano deseo era más fuerte cuando vence a envidia en grandeza que cuando la vence en poquedad. Según las palabras que el rey dijo, entendió el ermitaño que el rey no era envidioso, y que con toda su riqueza vencía a la envidia, y tenía continencia en amar, servir y honrar a Dios. Mucho plugo al ermitaño la conducta del rey, y maravillóse de que en el mundo no hubiera muchos como él.

El ermitaño dijo a Félix que había un rústico pobre que tenía una viña cerca de un campo de un caballero que era muy rico y poderoso. Aquel rústico tenía envidia del campo de aquel caballero, y el caballero tenía envidia de la viña del rústico. Ocurrió que ambos fueron a confesión a un fraile, y cada cual confesó su pecado. El fraile dio mayor penitencia al rústico que al caballero, pues el caballero contrastaba a la envidia más fuertemente que el rústico, por cuanto no quería usar de su poder contra el rústico, al cual pudiera quitar la viña si quisiese.

Envidia es contraria a esperanza, justicia, caridad, fortaleza y templanza; y concuerda con todos los contrarios de estas virtudes contra continencia, que con todas las virtudes tienen concordancia, y con los contrarios de las virtudes tiene contrariedad.



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