No digas nada by Patrick Radden Keefe

No digas nada by Patrick Radden Keefe

autor:Patrick Radden Keefe [Radden Keefe, Patrick]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2017-12-31T16:00:00+00:00


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«REINA DE LA TURBERA»

Geoff Knupfer acechaba los brezales. Knupfer era un inspector de policía inglés jubilado. Tenía unos penetrantes ojos azules y un bigote fino, y cuando llegó a Irlanda en busca de cuerpos, llevaba una prenda de color naranja de alta visibilidad, de modo que destacaba como una boya en medio del brezo y de la hierba musgosa. Knupfer había sido inspector en Manchester durante treinta años y trabajó en casos de robo y homicidio hasta retirarse con el grado de comisario. Pero a lo largo de su carrera profesional había desarrollado un morboso talento para recuperar restos humanos.

Uno de los casos más célebres en la historia de Manchester fue el de los llamados Asesinos del Páramo: dos amantes desquiciados —Myra Hindley e Ian Brady— asesinaron a cinco niños en un período de dos años, empezando en 1963, y los enterraron en la campiña. Al principio solo fueron hallados dos cuerpos, pero en 1986, cuando habían transcurrido más de veinte años de los hechos, a Geoff Knupfer le presentaron a Myra Hindley. Estaba cumpliendo cadena perpetua en prisión, pero accedió a ayudarle para dar con el cadáver de otra víctima, y la policía trasladó a Hindley a los brezales en helicóptero. Obesa y con mala salud, a Hindley le resultaba difícil moverse en aquel terreno irregular, pero Knupfer le cogió la mano en medio de la ventolera y la ayudó a caminar por el fango. Su equipo, finalmente, localizó la fosa de Pauline Reade, que tenía dieciséis años y se dirigía a un baile cuando la pareja, Hindley y Brady, la asesinó. Atrapado durante tantos años bajo una espesa capa de turba, su cuerpo estaba curiosamente bien preservado. Pero tan pronto como quedó expuesto a la atmósfera, recordaba Knupfer, «empezó a deteriorarse ante nuestros ojos».

Con estos siniestros credenciales, no es de extrañar que Knupfer acabara involucrado en la búsqueda de desaparecidos en Irlanda. Los gobiernos del Reino Unido y de Irlanda habían creado en abril de 1999, dentro del proceso de paz, un nuevo ente binacional, la Comisión Independiente para la Localización de Restos de Víctimas. Los ritos funerarios, ya desde los tiempos de la Ilíada y del antiguo Egipto, han adquirido una función crítica en la mayoría de sociedades humanas. Sea por incineración, sea por inhumación, el rito funerario parece responder a un instinto muy arraigado en los seres humanos. Por ello mismo, lo más cruel de la desaparición forzosa como instrumento de guerra es probablemente que niega a los allegados esa ceremonia final, relegándolos a un permanente limbo de incertidumbre.

«No se puede llevar luto por alguien que no ha muerto», observó una vez el escritor chileno-argentino Ariel Dorfman. Más de tres mil personas «desaparecieron» en Chile durante la dictadura militar de Augusto Pinochet; en Argentina, la cifra se elevó a unas treinta mil. Irlanda del Norte, siendo un país tan pequeño, registró unas cifras mucho menores. La comisión logró identificar a dieciséis individuos a los que se había hecho desaparecer durante los Troubles. Hasta eso era un



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