Multimillonario y canalla by Ella Valentine

Multimillonario y canalla by Ella Valentine

autor:Ella Valentine
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Erótico, Romántico, Novela
publicado: 2019-05-27T22:00:00+00:00


Adam

Las luces titilan a nuestro alrededor y la brisa de la noche neoyorkina remueve nuestros cabellos. Lena, a mi lado, tiembla a causa del frío. Como buen caballero que soy, me quito la chaqueta y se la paso por encima de los hombros ganándome una de sus miradas escrutadoras.

—Gracias —susurra.

Nos quedamos unos minutos en silencio acompañados por los sonidos de la ciudad, hasta que decido romperlo con una afirmación:

—Yo tampoco sé dónde acaba la mentira y empieza la verdad. —Lena me mira y veo en sus ojos la sorpresa, como si no esperara que dijera algo así—. Sé que hace poco que nos conocemos, y que no soy precisamente tu persona favorita en el mundo, pero desde el principio vi algo en ti.

—¿Desde el principio? —Lena arquea una ceja, supongo que recordando aquel pequeño tropiezo inicial en el que acabó cayendo de la bicicleta por mi culpa.

—Sí, desde el principio.

—Pues siento desilusionarte porque yo al principio pensaba que eras un capullo. Un capullo buenorro, pero un capullo, al fin y al cabo. Y hay momentos en los que sigo pensando que lo eres.

Sus palabras me hacen reír, y tiro la cabeza hacia atrás para poder soltar una carcajada que se eleva en el aire y se expande.

—Soy un capullo —acabo admitiendo—. Aunque tú tampoco es que seas la persona más afable del mundo.

—Suelo serlo, solo que tú me trastocas. —Sonrío ante sus palabras y ella frunce el ceño—. ¿A qué viene esa sonrisa? No es un cumplido.

—Me gusta pensar que te trastoco en todos los sentidos posibles…

Se ruboriza, y no hay nada que me guste más que ver cómo sus mejillas se tiñen de rojo por mis palabras.

—Adam, lo que te he dicho esta tarde es cierto, lo admito. Pero es todo tan confuso… No sé si lo que siento es por esta parodia que nos vemos obligados a interpretar o si es… real…

—Supongo que es difícil diferenciarlo.

—Lo es.

De nuevo nos quedamos en silencio. Fijo mi mirada en el cielo oscurecido. No hay ni una sola estrella. Supongo que es normal teniendo en cuenta la contaminación lumínica de la ciudad.

—Tampoco hace falta que decidamos nada ahora. Es verdad que todo es muy confuso y que tener a Dante encima todo el día tampoco hace las cosas más fáciles. Podemos simplemente dejar que pase el tiempo y que las cosas fluyan.

Lena ladea la cabeza y me mira. Puedo ver una sonrisa perspicaz dibujarse en esos labios tan sexys que tiene y que me muero por volver a besar.

—Nunca pensé que serías uno de esos chicos que dejan que las cosas fluyan.

—Yo tampoco. —Me río entre dientes y me paso una mano por el pelo—. Yo soy más de provocar que sucedan. Pero contigo no quiero forzar nada. Y no te confundas, no es por ganas de forzarlas…

Nos quedamos mirando unos segundos. Sus ojos y los míos se enredan. No puedo evitar mirar sus labios gruesos y sugerentes.

La verdad es que no es que no miento, me muero de ganas de besarla, de tumbarla sobre esta azotea y hacer que se retuerza de placer con mis caricias.



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