Mujeres en la sociedad argentina by Dora Barrancos

Mujeres en la sociedad argentina by Dora Barrancos

autor:Dora Barrancos
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2016-11-24T16:00:00+00:00


El peronismo y el sufragio femenino

Como es sabido, el peronismo alteró la vida del país y, entre tantas razones conocidas, por el notable acatamiento que consiguió entre la población femenina. Su ideología nacionalista y distributiva captó a la mayoría de los grupos de trabajadores urbanos y rurales, se extendió entre las clases medias bajas y en el interior del país también se propaló entre las clases medias. Pero es necesario subrayar el papel jugado por las mujeres en los cambios políticos ocurridos en los que resulta incontestable la figura de Eva Perón. Su peculiar biografía, la evolución azarosa que la llevó desde un humilde hogar bonaerense, en condición de hija ilegítima, a la profesionalidad actoral y a la relación amorosa con el coronel Perón, transformándose en la “Abanderada de los humildes” —una protagonista central del régimen peronista—, ha sido objeto de muy importantes análisis. Resulta imposible ahondar aquí sobre la vida de Evita, puesto que excede los objetivos de este ensayo. Evita era muy joven y despierta, y probablemente estaba ávida de motivos que le permitieran avanzar mucho más que un oscuro rumiar de resentimiento de clase. Su disgusto con la oligarquía resulta bien explicable. Se ha señalado que algunas cuestiones revulsivas, que ponían en relación su propia experiencia con el colectivo de las clases populares, pudo extraerlas de los círculos de sociabilidad bohemia que transitaba y que expresaban ciertas ideas contestatarias. Pero el encuentro con Perón y sus proyectos fue decisivo, un divisor de aguas que la constituyó finalmente en Evita, “puente entre los descamisados y el líder”. Debe señalarse que un grupo de asociaciones femeninas se dispuso a apoyar la fórmula Perón/Quijano. Contendía con las mujeres que representaban un amplio arco del sector autodenominado democrático y que reunía, tal como ya he señalado, a las feministas y a las militantes de los partidos políticos que denunciaban el fascismo de Perón. La campaña electoral tuvo aspectos violentos y las mujeres, sobre todo, estaban prevenidas sobre una posible ola de enfrentamientos armados. Lo cierto es que en febrero de 1946, como es bien sabido, el triunfo de Perón fue rotundo. A partir de la nueva situación, cada vez más, María Eva Duarte de Perón pasó a desempeñar extraoficialmente tareas en el área de Trabajo, con el declarado fin de allegarle a su marido los problemas y conflictos que se vivían en el seno de las organizaciones gremiales y permitir de este modo que fueran debidamente escudriñados por el presidente. Nadie como ella para cumplir con entera fidelidad la representación del marido, interesado en controlar la cuestión obrera, anticipar los conflictos e intervenir para reencauzarlos. Era menester crear lazos más estrechos y también más seguros con el abigarrado mundo de las organizaciones obreras que, si acataban con gran beneplácito el curso de la política oficial, no podía descuidarse la trilla que llevaba a una fiel adhesión. Eva Perón tuvo entonces jornadas agotadoras, pero lo más importante de esa experiencia fue que —aunque al principio escuchaba más de lo que hablaba y



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