Mi media naranja by Elizabeth Betancourt

Mi media naranja by Elizabeth Betancourt

autor:Elizabeth Betancourt
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Erótico, Novela
publicado: 2019-04-17T22:00:00+00:00


—Estás empapada y descalza. ¡Te vas a resfriar! —Le echó la bronca Caleb, mientras abría la puerta de su loft con la pierna, ya que sujetaba a Amber en brazos.

—No destroces el momento romántico, ¿quieres? —Le respondió ella con la nariz enrojecida. Tiritaba en sus brazos. Caleb se quitó los zapatos que estaban en el mismo estado que la ropa de Amber. Dejó a la pelirroja sobre el sofá de cuero en color champán y fue hasta el baño, puso el agua caliente para que se llenara la hermosa bañera y se encaminó otra vez hacía la sala de estar, donde Amber le esperaba.

—Vamos a desnudarte, preciosa. No quiero que te resfríes y ya tienes la nariz roja como un pequeño payaso.

—¡Oye! —Le reprendió ella, tocándose la nariz y haciendo una mueca. ¡Perfecto! Ahora su pelo combinaba con su nariz...

Caleb se acercó y le dio la vuelta, de forma que su espalda quedará frente a su vista. Bajó la cremallera de su vestido y la dejó en ropa interior. Inmediatamente sintió cómo se endurecía su amigo. Sujetador y braguitas de encaje en color lila... ¡Esa mujer quería provocarle un infarto o algo!

Cuando le quitó el sujetador, sus pechos saltaron hacía arriba, cortándole la respiración. Tenso, quitó sus braguitas por sus piernas, casi sin respirar. Amber le contemplaba entre enternecida y a su vez divertida. Caleb la levantó otra vez en brazos y ella sonrió porque se sintió como una princesa.

Entraron al baño que era igual de hermoso que el resto del loft. La enorme bañera exenta en color dorado, desde la que salía ligero humo, mostrando que el agua estaba caliente, era lo primero que le había llamado la atención a Amber. Cuando Caleb la metió a dentro, gimió de gusto. Era tan reconfortante que sus huesos se relajaron de inmediato. Caleb sonrió y se acercó a un armario de color blanco que estaba en el espacioso baño. Sacó algunas velas y las prendió ante la atenta mirada de Amber. Después salió y volvió con una copa llena de fresas, sorprendiéndola.

—¿Qué estás haciendo? —Le preguntó ella, frunciendo su entrecejo.

—Estoy creando ambiente. —La respondió él tan tranquilo, pero con una mirada que indicaba que deseaba acción.

—Acabamos de reconciliarnos. Casi te rompo la cabeza y en lo que justo ahora piensas es en, ¿sexo?

Es que ver esos pechos me provocó hambre, preciosa. —Respondió él con la voz ronca, poniéndole el vello de punta.

—Esta bañera no es lo suficientemente grande. —Contestó Amber, susurrando.

—Lo comprobaremos... Dijo Caleb mirándola de una manera que ella sintió una descarga eléctrica que la traspasó.

Apagó las luces para que la única iluminación fueran las velas. Cogió un gel de ducha con esencia de chocolate y lo vertió en el agua de la bañera que se llenó de burbujitas. Inmediatamente el olor se percibió en la estancia. Amber cerró los ojos de gusto y cuando los volvió a abrir, casi se le sale el corazón al ver a Caleb desnudo. Se lo comió con la mirada y se quedó anonadada cuando vio su erección.



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