Menos mal que te tengo by Maria Daniela Raineri

Menos mal que te tengo by Maria Daniela Raineri

autor:Maria Daniela Raineri [Raineri, Maria Daniela]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántica
ISBN: 9788490194645
publicado: 2013-11-17T23:00:00+00:00


—No me digas que los dejas follar en tu casa.

—Bueno, no es que les dé mi bendición, pero estoy segura de que lo hacen mientras trabajo.

—En tu cama, claro está.

—Espero que no. Dios mío, no lo había pensado.

Luisa y Silvia tienen que gritar para poder oírse en medio del estruendo.

—Pero bueno, ¿es que tú no lo hacías en la cama de tus padres? —pregunta Silvia.

—¡¿Bromeas?!

—¡Menuda adolescencia deprimente debes de haber tenido!

—Piensa en la tuya. En cualquier caso, creo que es mejor que lo hagan en casa aprovechando mi ausencia que en el coche arriesgándose a caer en manos de un maníaco, ¿no?

—Puede, pero ingeniarse para encontrar un sitio estimula la creatividad, el espíritu de iniciativa. No les hace ningún bien encontrarse siempre las cosas hechas.

—Me importa un comino la creatividad, yo estoy más tranquila así. Por cierto, ¿dónde está Barbara?

—La ha engullido el gentío que hay en la caja, sus últimas palabras han sido: «Un daiquiri con fresa y un poco de ron.»

—Sabía que debía quedarme en casa a ver Doctor House.

—Vamos, no estarás diciendo que este sitio no te gusta.

—La verdad es que no sé si me gusta, porque no logro verlo, debe de haber cinco mil personas en cien metros cuadrados.

—Pero eso significa que este local es el no va más, ¿no?

—Puede, pero aquí si tropiezas estás acabado. Si uno se cae de bruces al suelo es imposible que alguien pueda oír sus peticiones de auxilio, la música está demasiado alta, además del riesgo de que la multitud te pisotee.

—A mí me gusta de todas formas. ¡Mira cuántos tíos buenos!

—Sí, la lástima es que son todos menores de edad.

—Mira que eres coñazo, siempre encuentras una pega.

—Pero ¿por qué no me habré quedado en casa?

—¡Porque pasas allí todas las noches, momia! Mira, aquí está Barbara.

Barbara llega con los ojos anegados en lágrimas y el maquillaje corrido

—Me acaban de tocar el culo —exclama escandalizada y sorprendida.

—¿Y por eso me tiras el daiquiri a la camisa?

—Perdona, me han empujado.

Prueban a dar unos cuantos pasos para ver mejor el local. Luisa camina con la cabeza gacha para no perder de vista los escalones fatales, en tanto que Barbara lanza miradas asesinas a cualquiera que la roce accidentalmente; ha acabado de convencerse de que ese sitio está lleno de maníacos sexuales.

La única desenvuelta es Silvia, que deambula resuelta con su vaso coloreadísimo en la mano y se detiene una y otra vez para saludar a alguien.

—Mírala —comenta Barbara a Luisa—. Logra decir una ocurrencia perspicaz y divertida a todos los que encuentra. Es increíble. Yo creo que las memoriza antes de salir de casa.

—Lo que es increíble es que la gente pueda oírla.

—Pues sí, con esta música...

—Pero ¿qué hora es? ¿Las dos? —pregunta Luisa agotada.

—Las once y cinco —grita Barbara mientras Silvia se concentra en comunicar algo con el lenguaje de su cuerpo a su compañero de thaichi, que está de pie en el otro extremo de la sala.

Al final intentan salir, pero cuando lo hacen descubren que fuera la aglomeración es aún mayor.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.