Maldito diluvio by Miss Smile

Maldito diluvio by Miss Smile

autor:Miss Smile [Miss Smile]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Libros4
publicado: 2017-05-22T22:00:00+00:00


Capítulo 15

Noah

¿Y ahora qué? Me fui de casa de Gigi, entusiasmado por haber encontrado a una mujer con la que sentía una conexión absoluta. ¿Y qué se suponía que debía hacer ahora?, ¿qué venía después?

Me gustaba mucho y yo a ella, ¡qué fantástica coincidencia! Y el sexo había sido… espectacular. Pero cómo tenía que actuar: ¿llamarla al día siguiente?, ¿enviarle un ramo de rosas rojas al trabajo?, ¿sentarme frente al teléfono esperando a que ella tomara la iniciativa?... ¡Con lo que me costaba a mí tomar decisiones en relación a Gigi! Tendría que pedirle consejo a Calvin. Él tampoco era un experto pero me llevaba delantera.

Sin embargo, al llegar a mi edificio, vi con claridad quién iba a ser mi consejero. Sean, el casero. Al juzgar por cómo le miraba, le abrazaba y le sonreía la abuela de Gigi, debía de ser todo un Casanova. Menudo arte tenía el septuagenario que tenía a una de las mujeres más guapas y con más clase de Londres comiendo de la palma de su mano.

—Buenos días, Noah. ¿Cómo se encuentra esta mañana? Ha madrugado usted mucho —me saludó el gran seductor cuando me crucé con ellos en la escalera de la entrada.

—Eh… bueno…, he salido a comprar el periódico —mentí porque me resultaba descortés decir que había pasado todo el fin de semana con Gigi, en presencia de su abuela.

—Pues me da la sensación, joven, de que se ha dejado el periódico en el quiosco —pronunció observadora y sacándome los colores.

—Ah, vaya, ¡qué despiste! Bueno, lo recuperaré mañana porque ahora debo irme a trabajar.

—¿Qué tal la cena con Gigi y sus amigos? —pregunto con curiosidad.

—Eh… fantástica —No sabía que responder.

—Me alegro mucho. ¿Sabe? Gigi y usted harían una gran pareja.

Parecía que me había ganado a la abuela. Eso era una gran señal.

—Es una gran chica —dije con rotundidad y con cara de tontorrón.

—Sí, lo es —afirmó, categórica.

—Vale, bien, es hora de que me vaya a trabajar.

—Sí, gran idea, nosotros nos iremos a desayunar a un lugar a la altura de una preciosa dama —dijo mi casero.

—Debería darme la dirección de ese precioso lugar.

—Yo nunca desvelo mis secretos, querido Noah; pero por ser tú, haré una excepción.

—Hasta luego, Noah. —Se despidió la abuela Gia con una gran sonrisa de complicidad.

Calvin no había pasado la noche en casa, pero me había dejado una nota encima de la mesa.

Enhorabuena, campeón. Tú y Gigi hacéis una gran pareja. Me alegro mucho por vosotros y en especial, por ti. Has encontrado a una mujer que merece la pena. No la fastidies. ¿Eh?

Aún me quedaba una hora antes de entrar a trabajar, así que tenía tiempo de desayunar con calma y reponer las energías que mi pelirroja me había robado. Estaba embobado perdido. No podía borrar la sonrisa de mi cara y veía su rostro y su cuerpo en todas partes. En el cartón de leche, en el café, en la mantequilla de las tostadas, todo me recordaba a ella.

Ya en el zoo fue otro cantar. Sólo deseaba poder



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