Malcolm X by Alex Haley & Malcolm X

Malcolm X by Alex Haley & Malcolm X

autor:Alex Haley & Malcolm X [Haley, Alex & Malcolm X]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Biografía
editor: ePubLibre
publicado: 1965-10-29T00:00:00+00:00


Ícaro

Cuanto más representaba a Muhammad en la radio, en la televisión, en las universidades, más cartas recibía. Un noventa y cinco por ciento de las cartas eran de oyentes blancos.

Sólo algunas cartas eran de la categoría «Querido negro X» o amenazas de muerte. La mayoría eran reveladoras: descubrí los dos mayores terrores del blanco. Primero, está persuadido de que la cólera de Dios destruirá su civilización. Segundo, le obsesiona la visión constante de un negro que abusa del cuerpo de una mujer blanca.

Un asombroso porcentaje de los corresponsales blancos estaban de acuerdo con el análisis que Muhammad hacía de la situación, pero no con su solución. Algunos expresaban casi admiración por Muhammad, pero se sentían molestos por el término «diablos blancos». Procuré explicarlo en posteriores discursos:

«Cuando nosotros empleamos la expresión “diablo blanco”, nos referimos a los blancos tomados en su conjunto y desde una perspectiva histórica. No es una mención a individuos concretos, salvo, claro está, que llamemos a alguien por su nombre. Nos referimos a la crueldad, la maldad y la avaricia demostrada por los blancos, colectivamente hablando, actos todos ellos que le dieron una imagen diabólica frente a los hombres de color. Toda persona inteligente, honesta y ecuánime verá que el comercio de esclavos realizado por el blanco y los actos diabólicos que posteriormente se llevaron a cabo en este país son la causa directa de la presencia del hombre negro en Estados Unidos y de la condición en que se encuentra. No es posible hallar un solo negro que no haya sufrido en su propia carne los actos diabólicos del hombre blanco».

Los musulmanes negros recibían casi cada día un nuevo ataque por parte de la prensa. Se aprovechaban siempre de algo que yo había dicho, Malcolm X, el «demagogo». Los ataques contra Muhammad me enfurecían. Los que se referían a mí me importaban muy poco.

Las asistentes sociales y los sociólogos pedían mi cabeza. Sobre todo los negros. Me pregunto por qué… (Naturalmente, lo sé: era el blanco quien les pagaba el sueldo a final de mes).

Si yo no me dedicaba, según sus palabras, a «polarizar las opiniones de la colectividad negra», había «interpretado mal la cuestión racial». O «formulaba generalizaciones excesivas». O cuando decía una verdad de primera magnitud, ellos replicaban: «A Malcolm X lo manipulan», etcétera.

Un hermano de la Mezquita Número Siete, que trabajaba con adolescentes en una institución social muy famosa de Harlem, me trajo un día un informe confidencial redactado por una asistente social negra que había tenido un mes para hacer una encuesta sobre los «musulmanes negros» del barrio. Cada párrafo me remitía al diccionario; por eso no he olvidado ni una sola línea. Escuchad lo que decía: «Malcolm ha simplificado y deformado los intersticios de la subcultura de Harlem para defender sus propios intereses…».

¿Cuál de los dos, pregunto yo, conocía la «subcultura» del gueto? ¿Yo, que había vivido del delito durante años en esas calles, o la asistente social negra?

Pero no importa. Lo que cuenta, a mi modo de ver, es que



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.