Magia Elemental by Lucía Herrero

Magia Elemental by Lucía Herrero

autor:Lucía Herrero [Herrero, Lucía]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2017-05-20T23:00:00+00:00


14. ¿QUÉ PUEDE HACER UN NOVEL CON UNA VARITA?

La mención de la varita excitó cada una de las células del cuerpo de Amets, para su propia sorpresa. Una semana atrás habría acogido esa noticia con escepticismo y hasta desinterés, pero visto lo que, después de todo, podía hacer sin ella, ardía en deseos de probarse a sí mismo con una de ellas en la mano. Naike rio al ver su expresión. No solo la expresión de su rostro, sino también su lenguaje corporal, dejaban claro lo ansioso que estaba por probarla. Lance frunció el ceño mientras ella bromeaba con su emocionado pupilo.

—Parece que después de todo vas a tener una, ¿eh? No sé si salir huyendo antes de que provoques un estropicio.

Él la miró frunciendo el ceño, pero pronto comprendió que era solo una broma. La joven no había hecho el más mínimo movimiento para huir y lo miraba como si confiara plenamente en sus posibilidades.

Inexplicablemente, eso lo llenó de orgullo. Relajó su expresión y le sonrió agradecido.

Lucio se acercó a una de las paredes bajo el tejado y abrió un baúl alargado. De él sacó una varita flexible de cuero marrón con aplicaciones que Amets no supo distinguir si eran de metal o de plástico. Parecían tachuelas cuadradas, pero tenían un brillo raro. Al acercarse comprobó que eran del mismo extraño material que la varita de Naike. El veterano mago sacó también del baúl una especie de bastón blanco y una pequeña vara de no más de veinte centímetros de largo. Parecía de marfil, pero tenía aplicaciones metálicas. Podría pasar por un bolígrafo original.

Una vez seleccionadas las varitas, Lucio se levantó y le mostró a Amets las tres opciones.

—¿Con cuál prefieres empezar?

Él miró a Naike, indeciso.

—Vamos —lo animó ella—. ¿Cuál te gusta? La intuición suele funcionar.

Mirando a los ojos de Lucio, alzó la mano y asió la varita flexible. Le gustó su tacto, era suave y dura a la vez. Sintió el impulso de probarla en su muñeca y sin pensarlo, la apoyó sobre su antebrazo. La varita se enroscó sola como si de un brazalete se tratara, adaptando su longitud hasta dar apenas dos vueltas. No le disgustó el efecto que hacía: parecía una pulsera de hombre un tanto moderna.

Lucio le sonrió.

—¿Te gusta?

Él esbozó una sonrisa apenas perceptible.

—No está mal.

—Bien, despliégala y trata de mover algo con ella.

Amets no estaba muy seguro de qué quería que hiciera ni de cómo hacerlo. En el segundo que tardó en decidirse a hacer algo, Naike estaba a su lado y apoyaba la mano en su brazo para darle confianza.

—Elige un objetivo y señálalo con la varita, no hace falta que lo toques, ella sola se estirará en su dirección. Si quieres que se mueva, traza el movimiento cuando apuntes. Y acuérdate de desearlo con todas tus fuerzas.

Él asintió y miró alrededor. Sus ojos se detuvieron en el baúl que contenía el resto de las varitas. Sin pensarlo dos veces echó mano del extremo de la varita que se enroscaba en su muñeca y la sacudió en dirección al baúl con un movimiento rápido.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.