Luxus: Entre el lujo y la lujuria by Rose Gate

Luxus: Entre el lujo y la lujuria by Rose Gate

autor:Rose Gate [Gate, Rose]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Suspense, Romántica
publicado: 2020-10-01T16:00:00+00:00


Una vez saciados, regresamos al salón. Ninguno de los dos habló de lo ocurrido.

Estaba convencido de que se había tratado de un simple paréntesis, de que, llevada por el momento, Paula había querido culminar la reconciliación. No quería emocionarme demasiado porque con ella ya había aprendido la lección. El sexo solo era sexo.

Calentó los falafel que quedaban y trajo la botella de vino. Busqué una conversación que nos interesara a ambos.

—Esta mañana hemos estado muy ocupados. Sobre todo, con un caso al que no terminamos de hallarle la solución y que nos preocupa en sobremanera.

—¿Cuál?

Le relaté el caso de Mason de cabo a rabo. Hablar en voz alta me servía para darle perspectiva, y Paula era buena con las incógnitas. Estaba acostumbrada a situaciones complejas.

—Pobre familia, no quiero ni imaginarme lo que estarán sufriendo. Por lo que cuentas, no pinta bien. A ver si el estríper logra alguna información que te sea útil para dar con él.

—Eso espero, en poco más de unos días han aparecido dos chicos que me hacen pensar que puedan ser del grupo de Mason. El primero, muerto, y el segundo estaba en tan mal estado que ha muerto a las pocas horas.

—¡Oh, Dios mío! ¿Dijo algo?

—Cuando le preguntamos por Mason, solo murmuró una palabra: arena.

—¿Arena?

—Sí. Más allá de eso, nada. Estaba demasiado afectado por las quemaduras. Pensamos que, como iban a enterrarlo vivo, igual se refería a eso.

—Habría dicho tierra, ¿no?

—Quién sabe. Estaba muy dopado con la morfina y, aun así, sufría terribles dolores. Es una putada que haya muerto, pero en el estado en el que estaba su vida habría sido un puto infierno. Me jode muchísimo que haya gente capaz de cometer semejantes atrocidades.

—¿Sabéis de quién se trata?

Negué.

—Sin teléfono, documentación ni huellas dactilares y siendo extranjero, es muy difícil.

—¿Y cómo sabéis que es extranjero?

—No lo sabemos a ciencia cierta, pero todo apunta a que lo es. Este era mulato, nadie ha denunciado su desaparición en la base de datos española. Era un muchacho entre quince y diecisiete años, de cuerpo atlético y piel oscura. En mi opinión, se trata de uno de los muchachos que trajeron engañados a España con nuestro desaparecido. Algo está pasando con esos críos y no es nada bueno.

—Quizá tengas razón. Por lo que me has comentado, ambos tenían desgarros. Igual se trata de alguna mafia sexual. Tráfico de menores para prostitución homosexual.

—Los cuerpos también presentaban golpes y alguna fractura de huesos.

—Igual se los venden a homosexuales sádicos a quienes les va el sexo extremo. Yo miraría en clubes donde se practique el sadismo o en el archivo policial de abusos a menores.

—No es una mala posibilidad, le daré una vuelta. También he visitado a Santaolalla por la tarde.

—¿Y?

—Se sorprendió bastante al verme, creo que pensaba que quería rendir cuentas con él o algo por el estilo.

—Puedo imaginarlo, debió alucinar cuando le sacaste la placa. ¿Lograsteis que os contara algo?

—Poco. Aceptó haber mantenido una relación con Valentina. Dijo que jugaban ocasionalmente, cuando a ambos les apetecía y ella estaba en Barcelona.



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