Lucky you by Carl Hiaasen

Lucky you by Carl Hiaasen

autor:Carl Hiaasen [Hiaasen, Carl]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 1997-02-15T00:00:00+00:00


Capítulo 17

Fue el primer secuestro de Shiner y, a pesar de su vacilante comienzo, resultó relativamente satisfactorio.

Hizo autoestop hasta el Grove, donde se dirigió a Peacock Park para dormir. Despertó a media tarde y bajó por Grand Avenue con idea de comprar un arma. Sus preguntas recibieron tan mala aceptación que un grupo de adolescentes negros e hispanos lo persiguió por todo el barrio. Naturalmente, perdió el sombrero australiano y los zapatos de golf, poco adecuados para correr.

Armado únicamente con un grueso y pequeño destornillador de punta Phillips que encontró a la sombra de un plátano, Shiner llegó al Hooters antes de que dieran las cinco. Recordando las instrucciones de Chub, entabló conversación con el barman, que le indicó quién de las camareras era Amber. Shiner la siguió con la vista. Era muy sexy, como le había dicho Chub —claro que a Shiner casi todas las camareras le parecían muy sexys—. También le había dicho que Amber guardaba un asombroso parecido con Kim Basinger, pero esta era una información inútil para Shiner, que no sabía quién era Kim Basinger. Mientras preparaba el secuestro, se preguntó qué ocurriría si secuestraba a la chica equivocada. ¿Y si en Hooters trabajaba más de una Amber? Que Chub le pegaría un tiro, eso ocurriría.

Horas después, Shiner se ocultaba detrás de un seto cuando la mujer que el barman había identificado como Amber salió del restaurante. Se sentó al volante de un enorme sedán Ford, detalle que sorprendió a Shiner, que esperaba un deportivo (no podía imaginar a una chica atractiva sentada al volante de otro coche que no fuera un deportivo). Se recobró al instante y se deslizó en el asiento del acompañante, colocando la punta del destornillador en el suave y terso cuello de Amber.

—¿Qué es esto?

Ni un grito, simplemente un expresión de sorpresa.

—¿Eres Amber?

Ella asintió.

—¿La que se parece al actor… Kim algo?

—Eres la segunda persona que me lo dice esta semana —dijo Amber.

Shiner sintió un gran alivio.

—Vale, pues arranca.

—¿Eso es una navaja?

Shiner le quitó el destornillador del cuello. La punta dejó una pequeña marca en el cuello de Amber, como Shiner pudo comprobar gracias al resplandor verdoso que desprendía la luz del salpicadero.

Se metió el destornillador rápidamente en el bolsillo.

—Sí, es una navaja. También tengo una pistola.

—Te creo —dijo Amber.

Tras equivocarse en algunos giros, Shiner la obligó a dirigirse hacia el sur. Amber no preguntó adónde se dirigían, pero Shiner tenía preparada la respuesta: al campamento base. Al campamento base de los Arios del Blanco Clarín. Con ello le daba algo en qué pensar.

—¿Este coche es tuyo? —preguntó.

—Me lo regaló mi padre. Funciona estupendamente —respondió Amber.

No es tímida. Me alegro, pensó Shiner.

—Mi novio tiene un Miata —añadió la chica—. Bueno, tenía un Miata. Bueno, da igual, este me gusta más. Hay más espacio para las piernas. Tengo unas piernas muy largas.

Shiner se sonrojó. Tras fijarse en ella, concluyó que Amber era muy guapa. Cuando algún coche pasaba en dirección contraria, vislumbraba, a la luz de los faros, los brillos dorados de sus largas pestañas.



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