Los pájaros negros by Alejandro Parisi

autor:Alejandro Parisi [Parisi, Alejandro]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2021-01-14T16:00:00+00:00

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Finalmente, en 1939, meses antes de que Europa se sumiera en una guerra que la arrasaría desde sus cimientos, los Bengoechea recibieron la carta que esperaban. En ella, Martín, el hermano de Maite, les anunciaba que varias familias de vascos de Mar del Plata habían hecho una colecta para que pudieran viajar a Argentina. «Ya tendréis tiempo de devolver el dinero cuando estéis aquí», remarcaba Martín, conocedor del orgullo de su cuñado.

Partieron desde Biarritz en julio, cuando los campos reverdecían y el calor flotaba en el aire. Los cuatro no sabían qué se encontrarían en Buenos Aires, donde, según les había explicado Martín, él los estaría esperando para llevarlos a Mar del Plata. Lo único que los animaba era saber que en Guernica, en Euskadi e incluso en toda España ya no había sitio para ellos. Nada podía ser peor que lo que dejaban atrás. «Ni mejor», dijo Mikel en la cubierta del barco cuando se adentraban en el mar, para, irónicamente, pasar frente a las costas de Donostia y Vizcaya en condición de refugiados.

Nunca hubieran imaginado la bienvenida que recibirían. Cuatro semanas más tarde, el buque entró al puerto de Buenos Aires y tras una espera de seis horas, las gestiones de Martín Aizpun hicieron que su familia lograra pisar tierra argentina. El abrazo de Maite y su hermano fue largo y cargado de llanto. Hacía diez años que no se veían, desde que Martín había decidido marcharse tras la mujer a la que amaba, cuando ella abandonó Bilbao por decisión de su familia. Desde entonces el más joven de los Aizpun vivía en Mar del Plata con Norra, la mujer a la que había seguido y con la que se había casado y tenido dos hijos.

Mikel casi no se acordaba de su tío, pero Martín rememoró viejas anécdotas que lo hicieron sentir cómodo, o al menos reconocido por alguien en ese nuevo y extraño país al que había llegado. De Aitor su tío no dijo nada. Ni siquiera evocó su recuerdo para no tentar las lágrimas de su hermana. Después Martín abrazó a Xabier, nacido luego de su partida. Con Julen no hubo abrazo, pero sí un saludo de agradecimiento. «Aquí no os faltará nada», dijo Martín mientras los alentaba a dejar el puerto.

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