Los excesos del género: concepto, imagen, desnudez by Geneviève Fraisse

Los excesos del género: concepto, imagen, desnudez by Geneviève Fraisse

autor:Geneviève Fraisse [Fraisse, Geneviève]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2014-01-01T00:00:00+00:00


¿UN ESQUEMA DE PENSAMIENTO?

El modelo naturaleza/cultura, modelo cuya relatividad histórica ha quedado demostrada, cuya crítica es ya antigua, se ha transformado en una clave de lectura obligada en el campo de los estudios de género. Sexo y género se oponen, y la investigación se centra en el sentido de la oposición: ¿es el sexo el que produce el género? ¿O, inversamente, el género el que produce el sexo? Si la palabra sexo ha perdido parte de su aura teórica, es porque indicaría una naturalidad a priori de la problemática de los seres reales, hombres y mujeres, y de su relación imaginaria, femenino/masculino. A la naturaleza del sexo se opondría lo social del género. Poco importaría, luego, que ciertas tesis afirmen que el género sustituye al sexo o que, al contrario, el género crea el sexo. La primera tesis, el paso del sexo al género, es más convencional, sin sorpresas; la segunda es más provocativa y subversiva. Pero en ambos casos, el modelo heurístico, que distingue algo dado de algo fabricado, o que postula dos construcciones puestas en oposición, es completamente reductor. Funciona en círculo cerrado. Recuerda el debate ya antiguo sobre lo innato y lo adquirido (o, caricaturizando, el huevo y la gallina).

Luego, este aserto científico se articularía con una proposición política de las relaciones de poder y de dominio y, en consecuencia, de análisis de las desigualdades. Podemos también agrupar estas dos afirmaciones en una sola: el género social (jerárquico) precede al sexo biológico (llamado natural), pues la organización de las desigualdades entre mujeres y hombres seria inherente a la constitución de la dualidad de los sexos. En efecto, se otorga la primacía a la organización de una jerarquía social, patriarcado o dominación masculina, con su correlato, la opresión y la explotación de las mujeres. Aquello que pudiese, pues, concebirse como una consecuencia de los análisis realizados dentro de los estudios de género sería claramente un postulado de arranque. ¡Por qué no! En el fondo se trata de examinarlo todo a la luz del día. En efecto, ya que el género cuestiona la desigualdad de los sexos, por ejemplo, en una sociedad democrática occidental, ¿dónde debemos situar dicho postulado epistemológico de las relaciones de poder? ¿En qué lugar del razonamiento?

Pues este segundo punto, el postulado de la dominación, es el que molesta a los oponentes a la «teoría del género». Denunciando la vacilación antropológica de las certezas sobre las diferencias de los sexos, se cruzan en el camino con la problemática de la universalidad del dominio masculino; sin creérsela a pies juntillas. Su problema de sociedad se convierte entonces, para ellos, en un enigma político: ¿cómo reconocer la necesidad incontestable de la igualdad de los sexos, evitando, a un tiempo, cualquier saber y cualquier reflexión sobre la cuestión (desde las ciencias naturales a las ciencias humanas), y mostrando la jerarquía de los sexos y su cortejo de desigualdades? Mientras que del otro lado, desde el de los «estudios de género», la constatación puede ser la inversa, y tanto o



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