Los dilemas de Lenin by Tariq Ali

Los dilemas de Lenin by Tariq Ali

autor:Tariq Ali [Ali, Tariq]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2016-12-31T16:00:00+00:00


Lenin pronuncia un discurso con motivo del Primero de Mayo, 1919.

Durante la primavera siguiente (1917) hubo huelgas masivas en Berlín, Halle, Brunswick, Magdeburgo y Leipzig por culpa de la escasez de alimentos. Sin embargo, en aquella época Leipzig era un feudo del Partido Socialdemócrata Independiente (USPD) —otra escisión de la izquierda del SPD posterior a agosto de 1914 que oscilaba entre las reformas y la revolución, pero que acabó inequívocamente en el bando reformista. En Leipzig, los obreros iban mucho más allá e insistían en un gobierno que «prometiera estar dispuesto a aceptar un acuerdo de paz inmediato, y renunciando a cualquier tipo de anexiones declaradas o encubiertas».

Durante el verano de aquel mismo año, los soldados amotinados de la Flota alemana en Kiel exigieron una paz sin anexiones ni reparaciones. Formaron consejo de guerra a «diez cabecillas» de aquel motín, de los que dos fueron ejecutados, y el resto, condenados a un total de 181 años de cárcel. Los gobernantes de Alemania habían aprendido las lecciones de la Revolución Rusa.

En enero de 1918, a renglón seguido de los sucesos de Viena, el distante ruido de los truenos estalló como un gigantesco temporal de huelgas por toda Alemania. El 27 de enero, el comité de representantes sindicales de Berlín había convocado una huelga general. El USPD los apoyó, igual que, por supuesto, la Liga Espartaquista, cuyos principales dirigentes y activistas estaban en la cárcel. Un millón de trabajadores (medio millón tan sólo en Berlín) fueron a la huelga durante diez días. Su principal reivindicación era la paz, la solidaridad con Rusia, y renunciar a las anexiones, pero el estado de ánimo de los trabajadores, que querían un nuevo Gobierno, era mucho más militante. El general Ludendorff, dictador del país a todos los efectos, se negó a ceder un ápice. Optó por la represión, y los soldados cumplieron las órdenes que les dieron.

Posteriormente, un historiador socialdemócrata austriaco escribía que «tan sólo con que las tropas se hubieran pasado al bando de los huelguistas, el movimiento habría podido convertirse en una lucha revolucionaria. Pero los soldados permanecieron impasibles e impertérritos[93]». ¿Es posible que tuviera algo que ver con la abyecta capitulación del SPD en agosto de 1914? ¿O se trataba de un fenómeno anterior a aquel acontecimiento? Al fin y al cabo, la mayoría de los dirigentes de los sindicatos a tiempo completo y de sus afiliados, sobre todo en el sur de Alemania, se habían contagiado hacía mucho tiempo del revisionismo procapitalista de Eduard Bernstein. Y, como más tarde señalaba Rosa Luxemburgo, la oposición centrista (liderada por Karl Kautsky) a Bernstein se basaba en su propio «conservadurismo». A Kautsky, que había sido el intérprete del marxismo durante tanto tiempo, le resultaba difícil romper teóricamente con aquel pasado. Pero la práctica era una cosa totalmente distinta. A pesar de todo, si el grueso de los partidos obreros de masas de Alemania se hubieran opuesto enérgicamente a la guerra (y la postura de Bernstein respecto a la guerra fue ambigua), indudablemente ello habría contribuido a concienciar a los trabajadores de uniforme que pertenecían al SPD.



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