Los cimientos de la felicidad by James Allen

Los cimientos de la felicidad by James Allen

autor:James Allen [Allen, James]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Autoayuda
editor: ePubLibre
publicado: 1912-12-31T16:00:00+00:00


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LENGUAJE GENUINO

Solo a través de la experiencia se conoce la verdad. Sin sinceridad no puede haber conocimiento verdadero; y un lenguaje genuino es el principio de la sinceridad. La verdad, tomada en su belleza natural y en su sencillez original, consiste en abandonar y desechar todo aquello que es falso, y aceptar y hacer todo lo que es auténtico. Hablar con un lenguaje genuino es, por tanto, uno de los comienzos fundamentales para vivir en la verdad. La falsedad y todo tipo de engaños, la calumnia y toda maledicencia se deben apartar y abolir por completo para que la mente pueda recibir aun el más pequeño grado de iluminación espiritual. El mentiroso y el calumniador se pierden en la oscuridad; tan profundamente se hunden en ese abismo que no pueden diferenciar el bien del mal y están persuadidos de que la mentira y la maledicencia son necesarias y buenas, ya que así se protege uno a sí mismo y salvaguarda a los demás.

¡Ojalá quien va a estudiar las «cuestiones superiores» observe su interior y se preserve del autoengaño! Si opta por decir palabras engañosas o hablar mal del prójimo, si habla con hipocresía, envidia o malicia, eso significa que no ha comenzado todavía a estudiar las cuestiones superiores. Quizás esté estudiando metafísica, portentosos milagros, fenómenos psíquicos o maravillas astrales; quizás cómo comunicarse con seres espirituales, cómo viajar de modo incorpóreo durante el sueño o la manera de hacer prodigios extraordinarios, puede llegar a estudiar la espiritualidad en forma teórica como un mero libro de estudio, pero si es engañoso y murmura, la vida superior le permanecerá oculta, pues las cuestiones superiores, como la rectitud, la inocencia, la pureza, la amabilidad, la gentileza, la lealtad, la humildad, la paciencia, la misericordia, la compasión, el sacrificio propio, la benevolencia y el amor son las que debe practicar quien las estudia y conoce, para hacerlas carne propia; no hay ningún otro camino posible.

La mentira y la maledicencia pertenecen a los niveles más bajos de la ignorancia espiritual, y mientras se las esté expresando, no podrá surgir nada que se parezca a una iluminación espiritual. Sus padres son el egoísmo y el odio.

La calumnia se parece a la mentira, pero es aun más sutil, ya que con frecuencia se la relaciona con la indignación, y toma la apariencia de algo verdadero: así resulta más aceptable; toma, entonces, a muchos desprevenidos que no dirían deliberadamente falsedades. La calumnia tiene dos caras para la misma realidad: fijarla por medio de la repetición, y escucharla y obrar de acuerdo con ella. El calumniador no tendría ninguna fuerza si no hubiera alguien que le escuchara. Para que la maledicencia pueda prosperar necesita antes oídos predispuestos a recibir lo malo que va a sembrar. Por lo tanto, quien escucha a un calumniador, quien le cree y permite que le influya contra la persona cuyo carácter y reputación están siendo difamados, se encuentra en el mismo nivel que quien ha inventado y repetido la infamia. Quien propaga maledicencias es un calumniador positivo; quien las escucha es un calumniador pasivo.



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