Lo que el dinero no puede comprar by Michael J. Sandel

Lo que el dinero no puede comprar by Michael J. Sandel

autor:Michael J. Sandel [Sandel, Michael J.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 2011-12-31T16:00:00+00:00


DOS PRINCIPIOS DE LA FE EN EL MERCADO

El primero es que la comercialización de una actividad no cambia dicha actividad. Bajo esta suposición, el dinero jamás corrompe, y las relaciones mercantiles jamás desplazan normas no mercantiles. Si esto fuese verdad, la defensa de la extensión de los mercados a cada aspecto de la vida sería difícil de rebatir. No habría mal alguno en comercializar un bien que antes no se comercializaba. Quienes deseasen comprar o vender ese bien podrían hacerlo, y de ese modo, incrementarían su utilidad, mientras que quienes considerasen que a ese mismo bien no se puede poner un precio serían libres de no comerciar con él. De acuerdo con esta lógica, permitir las transacciones comerciales hace que algunas personas se beneficien sin perjudicar a otras, aunque el bien objeto de compraventa sea la sangre humana. Como explica Arrow, «los economistas dan por sentado que, como la creación de un mercado aumenta el radio de elección individual, los beneficios habrán de ser mayores. Por eso, cuando a un sistema de donaciones voluntarias de sangre añadimos la posibilidad de vender la sangre, simplemente habremos ampliado el rango de alternativas del individuo. Si la donación le produce satisfacción, se arguye, podrá seguir donando, porque nada se habrá hecho en detrimento de ese derecho»[44].

Esta línea de razonamiento se apoya enteramente en la idea de que la creación de un mercado de sangre no cambia el valor o el significado de esta. La sangre es la sangre, y servirá para salvar vidas tanto si es donada como si es vendida. Pero el bien de que aquí se trata no es solo la sangre, sino también el acto de donarla por puro altruismo. Titmuss asigna un valor moral independiente a la generosidad que motiva la donación. Pero Arrow duda de que esta práctica pueda resultar perjudicada por la introducción de un mercado: «¿Por qué la creación de un mercado de sangre habría de afectar al altruismo encarnado en la donación de sangre?»[45].

La respuesta es que la comercialización de la sangre altera el significado de su donación. Considérese lo siguiente: en un mundo donde la sangre se comprase y vendiese de forma rutinaria, ¿seguiría siendo la donación de una unidad de sangre a la Cruz Roja local un acto de generosidad? ¿O sería una práctica laboralmente injusta que privaría a personas necesitadas de una ocupación remunerada como la de vender su sangre? Si uno desea contribuir a la provisión de sangre, ¿qué sería mejor?, ¿que la donara o que diera 50 dólares, que podrían emplearse en comprar una unidad de sangre a una persona indigente que necesitase dinero? A un aspirante a altruista se le podría perdonar su confusión.

El segundo principio de la fe en el mercado que aparece en la crítica de Arrow es el de que el comportamiento ético es una mercancía que hace falta economizar. La idea es la siguiente: no debemos confiar demasiado en el altruismo, la generosidad, la solidaridad o el deber cívico, porque estos sentimientos morales son recursos escasos que disminuyen con el uso.



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