Leyendas de Medina Azahara by Manuel Pimentel

Leyendas de Medina Azahara by Manuel Pimentel

autor:Manuel Pimentel [Pimentel, Manuel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2014-01-01T05:00:00+00:00


ALMANZOR: MEDINA AZAHIRA FRENTE A MEDINA AZAHARA

Procedente de una familia de Torrox, Almanzor nació en 939 y pasó sus primeros años en Algeciras. Su inteligencia, ambición y capacidad de trabajo le impulsaron a trasladarse a Córdoba, donde ansiaba encontrar un mejor destino. En la primavera de 962, con veintidós años cumplidos, entró en la gran ciudad califal, sin otro equipaje que el de su sagacidad y su deseo de prosperar. Alojado en casa de un pariente de su madre, se esmeró en los estudios que le restaban para aspirar al honor de cadí, juez, que habían ostentado muchos de sus antepasados. Destacó por lo preclaro y lúcido de su discurrir y pronto encontró trabajo, primero como escribano público y después como ayudante del gran cadí de Córdoba. Al desarrollar con gran eficacia las tareas que le encomendaban, su estrella fue en rápido ascenso hasta que entró a formar parte de la administración califal por recomendación del gran visir Yafar. Yafar fue un eunuco liberado que protagonizó una espectacular carrera política bajo la sombra de Al Hakam y que pronto congenió con el joven Almanzor, cuya mente esclarecida y su rápida y acertada capacidad de decisión conquistaron la voluntad del visir y del califa. Así, Almanzor fue obteniendo más y mayores responsabilidades a lo largo de los años, hasta llegar a ostentar los títulos de administrador del heredero de Al Hakam, cadí de las coras de Rayya, de Sevilla y de Niebla; prefecto de la ceca; jefe de la guardia; intendente del azaque; intendente de las obras públicas; administrador de las herencias vacantes; intendente del tesoro e intendente de las tropas mercenarias. A pesar de esta rápida ascensión, su posición aún era inferior a la de las grandes figuras de la corte, como las del visir Yafar y la del general Galib.

Al Hakam tuvo problemas para tener hijos. La muerte del príncipe Abderramán, el hijo varón que le había concebido su concubina Subh, le sumió en el dolor más profundo. Necesitaba como fuera un hijo para garantizar la sucesión califal. Al final, Alá escuchó sus súplicas y Subh le dio en 965 otro hijo varón que logró sobrevivir. Subh era una esclava cantora de origen vasco que entró en la corte califal y que terminó enamorando al califa Al Hakam II, convirtiéndose en su favorita. La colmó de regalos y consultó con ella muchas cuestiones de estado. Subh acostumbraba a opinar delante de algunos visires de la corte, lo cual fue mal visto en los círculos del poder cordobés. La prioridad absoluta de la gran señora Subh era que su débil hijo Hixam llegara a ostentar la máxima dignidad del califato. Almanzor pronto comprendió que la mejor manera de ganar influencia ante el califa era conseguir una excelente relación con ella, por lo que se dedicó a agasajarla con ricos presentes, convirtiéndose en su emisario más fiel.

Hixam, hijo de Subh y del califa, nació débil y enfermizo, por lo que fue criado entre algodones. Al Hakam tuvo mucho interés en proclamarlo heredero para evitar las tentaciones sucesorias de cualquier otro miembro de la familia Omeya.



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