La vuelta del comunismo by Federico Jiménez Losantos

La vuelta del comunismo by Federico Jiménez Losantos

autor:Federico Jiménez Losantos
La lengua: spa
Format: mobi, epub
editor: Espasa
publicado: 2020-11-23T23:00:00+00:00


LAS RAÍCES TERRORISTAS DEL FRAP

Para entender el carácter terrorista del FRAP hay que desechar la propaganda de que la oposición al franquismo era básicamente pacífica y quería instaurar en España una democracia de tipo occidental. Solo el PCE, a mitad de la dictadura y por la evolución soviética hacia la «coexistencia pacífica» con Occidente, adoptó la política de «reconciliación nacional», la fórmula del PCI italiano de llegar al poder por medios pacíficos y, lo más importante, sin desmontar el sistema democrático como habían hecho las «democracias populares», satélites de la URSS, y antes, la «democracia de nuevo tipo», como llamaron los comunistas a la Segunda República desde 1936.

Pero eso suponía darle póstumamente la razón a Casado y Besteiro, pactar con el franquismo o sus herederos, cancelar el odio eterno al bando nacional y desechar la idea de que el republicano podía ganar la guerra que perdió en 1939. Todos los grupos que nacen a la izquierda del PCE en los sesenta parten del rechazo a la política del PCE de la reconciliación nacional —lo que luego fue la Transición— y propugnan volver a las armas para derrotar militar y políticamente al franquismo. El maoísmo fue la percha ideológica que permitía buscar financiación. La base era el rechazo violento, radical a una nación en que cupieran franquistas y antifranquistas.

Nadie que viviera en España y recordara el final de la guerra podía ver factible la vuelta a las armas, pero grupos de exiliados con cargos militares y políticos en el bando derrotado pasaban el tiempo en esas batallas de humo. Ninguno tenía la menor base social en España, por la eficacia represiva del régimen y porque tras la invasión del valle de Arán en 1944 por el PCE y el fracaso de los maquis o guerrillas —que acabó liquidando a la fuerza el propio PCE acusándolas, como el régimen, de «bandolerismo»—, se impuso la táctica, sugerida o impuesta por el propio Stalin, de «entrar» en las instituciones franquistas, a ver si así se hundía el régimen. Y se empezó por el Sindicato Vertical, donde prosperaron las «Comisiones Obreras».

Sin embargo, frente a esa juiciosa idea de Stalin adoptada por el PCE, se produjo en el exilio español un movimiento contrario, tendente a reverdecer laureles militares ya marchitos, y que desembocó en el FRAP.

En 1959, con el triunfo de Fidel Castro en Cuba, se abre el primer banderín de enganche para iniciar una guerrilla en España. Su jefe era el teniente coronel del Ejército de la República Alberto Bayo, cuyo intento de reconquista de Mallorca por la «armada catalana» (con más banderas catalanas que fusiles, como se burla Azaña en sus Memorias ) fue un estrepitoso fracaso militar. Pero rescatado por el PCE y la URSS, como Ciutat y otros, para la guerrilla cubana y luego para el ejército y los servicios secretos de Castro, creyó tener una base para el sueño totalitario de la época: otra «Sierra Maestra», pero en España.

Para no comprometer al castrismo, Bayo actuaba en Caracas, aunque fechó en La Habana el nacimiento de la UCE, la Unión Cívica (o de Combatientes) Española.



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