La traición de Ralec by Roi Martínez Abal

autor:Roi Martínez Abal [Martínez Abal, Roi]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2013-12-14T16:00:00+00:00

* * *

Todo seguía su curso. Arduína preparó su hermoso vestido para la ceremonia junto a su hija. Pidió que las dejasen a solas y que nadie les molestase. Quería hablarle.

—Hija mía. No debo ser coronada. —Afirmó dejando a su hija estupefacta.

Ella no pudo hacer otra cosa que preguntarle a su madre por qué decía aquello. Estaba más hermosa de lo que nunca había estado. Todo estaba preparado para convertirla en la reina.

—Si llegase a ser reina, tendría que cumplir mi palabra y permitir la entrada de las tropas de Arusa en la ciudad. Permanecerían aquí hasta mi muerte, que no está lejana. ¿Y entonces qué ocurriría? —Dijo Arduína lamentándose de su desdicha.

La niña comprendía lo que su madre le quería decir. Pero no sabía a donde quería llegar. La abrazaba con fuerza y lloraba.

—Huyamos de la ciudad. Si lo hiciste en el pasado. Podemos hacerlo de nuevo. Regresemos a Noa. —Sugirió la niña, al ver la tristeza en el rostro de su madre.

—Hija. He regresado a Vera, porque quiero morir aquí. No soy digna de ser reina, pero deseo que mis cenizas descansen junto a las de mis padres.

—Quizá aún puedas vivir muchos años más. —Decía la niña, que no quería imaginarse la muerte de su madre.

—No hija. Volveré a volar por esa ventana, como antaño creyó el pueblo. —Le hizo comprender lo que iba a pasar. Pero ella la sujetó más fuerte que nunca. Agarró las piernas de la princesa para que no caminara. Y entre sollozos le preguntó.

—¿Por qué? ¿Por qué quieres dejarme? No arreglarás nada, si hoy mueres.

—Ni hoy. Ni nunca. Nunca se arreglará lo que no tiene remedio. Ahora, te lo ruego. Suéltame y déjame cumplir mi voluntad. —La niña aflojó sus brazos, y la princesa se soltó acercándose a la ventana. Sus últimas palabras fueron.

—Conviértete en una gran bruja, e intentar hallar la forma de reconciliar a los dos reinos cuando los Ganur se hayan olvidado.

La pequeña gritó con intensidad, alertando a la guardia. Pero cuando estos entraron la encontraron sola, derrumbada en el suelo.

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