La tierra prometida by Henrik Pontoppidan

La tierra prometida by Henrik Pontoppidan

autor:Henrik Pontoppidan [Pontoppidan, Henrik]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Drama, Filosófico
editor: ePubLibre
publicado: 1896-04-23T05:00:00+00:00


En nombre de Jesús vamos a la mesa

a comer y a beber.

Honremos a Dios, que nos da los manjares,

y recibámoslos en nombre de Jesús.

Al principio se comió en silencio. Sólo se oía el roce de las cucharas de cuerno contra los platos de barro y el ruido de las bocas al sorber la comida. El que más ruido hacía era el vaquero Soren. Tenía en la mano izquierda un trozo de tocino caliente que metía repetidas veces en el salero, chupándolo entre cucharada y cucharada.

—¿Alguno de vosotros ha oído alguna novedad del Parlamento? —preguntó Manuel, una vez calmada la primera hambre—. ¿Qué, Soren? Tú sueles estar bien informado de la marcha de la política.

—Sí, siempre se oye algo nuevo —contestó Soren, con la boca llena y enarcando las cejas en un intento de darse tono. Era un tío materno de uno de los diputados, y en calidad de tal pasaba por un oráculo en materia política—. Yo pienso que pronto iremos todos a la capital.

—¿Crees que será disuelto el Parlamento… y se celebrarán nuevas elecciones? ¿Recurrirá una vez más el Gobierno a este expediente? ¿De qué serviría?

—¡Oh, no…! ¡Pero ya iba siendo hora de que el hombre corriente pudiese decir algo en este país!

—En esto tienes razón. Hace mucho tiempo que debía ser así; se hubiesen evitado de este modo muchos contratiempos. Bueno; vamos a dar gracias por la comida —dijo, al ver que todos habían terminado de comer.

Hasta Soren había bajado la cuchara, después de haberla lamido bien, dejándola limpia y seca con su dedo pulgar.

Se rezó una breve oración, y cada uno se fue a su sitio.

Como de costumbre, Manuel subió a su cuarto para «soñar» un poco, echado en el sofá de hule; Soren atravesó con paso pesado el huerto y desapareció en el henil, donde verano e invierno echaba su siestecita sobre un haz de paja; Niels, en cambio, se fue a su cuarto, que estaba junto a la cuadra de los caballos, donde se había instalado como un estudiante, con una mesa lavabo convertida en escritorio, un estante lleno de libros bellamente encuadernados, un trozo de alfombra debajo de la mesa y una larga hilera de pipas. Sobre la cama había una fotografía de la escuela superior de Sandinge. Representaba la entrada de la escuela de tipo conventual y completamente cubierta de hiedra, delante de la cual había un grupo de profesores y alumnos. En el centro de la fotografía se veía la redonda figura del viejo director con su ancho sombrero y los largos rizos del cuello; debajo, en letras de oro, las palabras con que él solía despedirse de sus alumnos: «Intrépidos en la vigilancia».

Después que Niels cebó la pipa más larga, se sentó a la mesa y estiró a gusto sus gordas piernas. Luego sacó del bolsillo un número reciente de El Diario del Pueblo, lo extendió con cariño sobre la mesa y se puso a leer por vigésima vez el siguiente artículo:

LA LIBERTAD DEL DOMINGO EN EL PAÍS

Una llamada a la



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.