La sombra de una ilusión by Ditfurth Christian von

La sombra de una ilusión by Ditfurth Christian von

autor:Ditfurth, Christian von [Ditfurth, Christian von]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Intriga-Thriller, Narrativa
publicado: 2011-10-27T22:00:00+00:00


Stachelmann soltó una carcajada nada más salir por la puerta. Había abandonado el despacho de aquel individuo, contemplado brevemente a la muñequita de la sala de espera, que había movido sus perfectos, pero impersonales rasgos hasta construir a partir de ellos una mueca de amabilidad y había sentido el alivio que se experimenta cuando se abandona a una persona cuya falsedad es palpable. Ahora pensó en dirigirse a casa del médico. Comprobó la dirección de éste en su agenda, la consulta se encontraba en la calle Grabengasse, el lugar en el que en otra época se reunía la asamblea general de estudiantes, también conocida como ASTA.

El dolor cruzó su espalda hasta instalarse en las piernas sin aviso previo, y Stachelmann buscó a su alrededor para ver si encontraba algún taxi. Se situó estratégicamente, al borde de la acera, y se dispuso a esperar. Dado que la estación de trenes no estaba lejos, no creía tardar mucho en encontrar un taxi. Sin embargo, hubo de esperar más de veinte minutos hasta que alguien paró. El vehículo le llevó a la calle Grabengasse, donde Stachelmann encontró inmediatamente el edificio al lado de la vieja biblioteca universitaria en la que se encontraba la consulta de Rainer Detmold. Cogió el ascensor hasta la segunda planta y llamó a la puerta con la placa que identificaba la consulta, abrió al escuchar el zumbido y se encontró ante una sala de espera repleta de pacientes. La auxiliar que se encontraba detrás del mostrador rebuscaba entre papeles, le miró desde ojos exageradamente maquillados y le conminó a esperar. Jugueteaba con un rizo de su corto pelo negro.

Hubo de esperar un rato, ya que sonó el teléfono. Detrás de Stachelmann se abrió la puerta de la consulta y una anciana se acercó al mostrador. La auxiliar no le prestó atención a la mujer, que le hacía señas, nerviosa, y miró a Stachelmann. Éste le indicó que deseaba hablar con el médico. Todos querían lo mismo, le informó ella, y le rogó que le facilitara su tarjeta del seguro, pagara por adelantado la consulta y se buscara un asiento en la sala de espera, si es que lograba encontrar alguno.

Stachelmann dio media vuelta y abandonó la consulta. La auxiliar no le detuvo. Una vez se encontró de nuevo en Grabengasse reflexionó. Cerca de allí había una cabina telefónica. El médico aparecía en la guía, como profesional que era. Stachelmann siguió reflexionando, finalmente decidió llamar a la consulta. La auxiliar descolgó.

—Aquí Schmidt, de UPS —dijo—. Tengo aquí un paquete para la señora Detmold, pero no se lee bien la dirección. Tengo órdenes de entregárselo personalmente. ¿Es usted la señora de Rainer Detmold?

—Puede entregar el paquete en la consulta —propuso la auxiliar, parecía irritada.

—No, no puedo. El paquete está asegurado, al parecer es muy valioso. Sólo se lo puedo entregar a la señora Detmold en persona.

—Hirschgasse 26 —dijo la auxiliar y colgó. Abandonó la cabina y compró un plano de la ciudad en la librería. La calle Hirschgasse se encontraba al norte del Neckar.



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